[Triggerwarnung: Der folgende literarische Text verwendet eine explizite Sprache und beschreibt Szenen mit sexuellen Inhalten, die für Minderjährige nicht geeignet sind. Die Redaktion]
Le ve perderse en la lejanía.
¿Volverá a verle?
Las cosas de la vida o son impresisas o imprevisibles a la de veces.
Ella y él.
Es una aventura con un principio y un final, ya escrito.
Inicia cuando la tía materna viene con la familia a Managua para pasar vacaciones (nov. ’74-mrz. ’75) del municipio de Camoapa en el Departamento de Boaco a Managua, donde trabaja de maestra de secundaria en el Instituto Nacional de Camopa. Ella, su familia y la empleada doméstica camoapeña casada y madre de dos hijos y una hija se instalan en una de las tres casas ubicadas en el mismo terreno [4.ta Calle Suroeste | v 5P25+6Q Managua, Nicaragua, Barrio San Jacinto[i] hacia la intersección con 20 Av Suroeste, o bien en lenguaje managüeño: de la Estatura de Montoya 4 c. hacia el lago (sur) y 1½ c. hacia abajo, mano izquierda], cuya propietaria es su suegra quién vive en la ciudad de Panamá; y se llega a ésta por medio de un pasillo entre las otras casas ya que está en el fondo —las otras casas las ocupan la familia de él (la casa frontal, hacia el oeste) y la hermana de la dueña de las casas (la casa frontal, hacia el este, y con un jardín bien cuidado en la parte delantera).
Él se fija en la mujer trabajadora asalariada morena oscura rostro cuadrado, pelo negro liso grueso corto y suelto, baja de estatura [1,65 m] y algo delgada quién aparenta veintiocho años, desde que vino con la patrona, igual que ella se fija en él, quién cuenta con quince años y acaba de terminar el cuarto año de la escuela secundaria con éxito aunque con problemas por faltar casi siempre a la hora primera de clases cuya asignatura fue matemáticas, y ¡cuánto destesta tal asignatura! Su físico no despierta el interés en él mas le agrada la forma de ser de la mujer de ojos de color castaño obscuro; él, sí, le atrae a ella, a saber: es el origen ya por su juventud, ya por su porte y sus modales del surgimiento de un deseo o un sentimiento, inclinación del ánimo hacia él.
El tiempo deviene, siempre deviene.
Ella viene a conversar con él en la oportunidad primera que tiene. Quiere saber, que hace en los ratos libres.
Leer.
Pensar.
Soñar.
Ríe, y le acaricia el hombro.
Él le sonríe y le ve con agrado.
¿Qué lee?
Teatro [Fuente Ovejuna (1612-1614) de Lope de Vega Carpio (1562-1635)].
¡Ajá!
El corazón se le acelera en tanto ella está en la cercanía, frente a él, hasta que ella no se va, regalándole una sonrisa hermosa.
Él es muy tímido pese a que ya va una ramería en desde hace algún tiempo, y la visita con más frecuencia desde que le conoció y le despertó el interés: coitó (culeó) mientras imaginó que ella y él eran quiénes copulaban.
Ve una noche que se va con un amigo del tío materno menor que es un estudiante de la carrera de Licenciatura en Derecho, Abogado y Notario con el objeto de ejercer al término de ésta tal profesión debidamente autorizado por la Excelentísima Corte Suprema de Justicia de Nicaragua. Vinieron al cumpleaños de una prima en la casa del tío materno mayor y su esposa judía, quién no profesa el judaísmo. Ella baila con el amigo del tío quién le trajo a la fiesta familiar, y bailaron varias veces hasta que no abandonan la casa; y, él se enfada con ella y con él mismo.
¿Celoso?
Le causa enojo.
Le ve el día siguiente y ella le sonríe.
No le sonríe.
»¿Estás molesto conmigo?«
»¡No!«
»No te creo.«
»No me creas.«
»¿Te molestó que no regresé contigo ayer?«
»¡No!«
»Creo que sí.«
»Es igual lo que tú crees.«
»Soy mujer.«
»¡Lo sé!«
»Si te molestó que no regresé contigo y tu familia ayer a casa, prueba suerte.«
Ella le ve con simpatía tierna, y se le pierde de vista.
No lo duda: está desperdiciando el tiempo miserablemente por la timidez, por el sentimentalismo y por la falta de experiencia, y ella espera que él tome la iniciativa.
Dos días después.
Día de noviembre.
Tarde, horas tempranas de la tarde, tiempo para la siesta.
Tarde de temperatura agradable del undécimo mes del año, que cuenta a disposición con 30 días.
Tarde managüeña con pocas nubes en el cielo.
Los hermanos y las hermanas y primas se distraen en la casa.
¿Por qué no aprovecha la ocasión?
Va a la casa en el fondo del terreno donde se aloja la tía.
Planta baja (o primer piso).
Ella está acostada en el suelo con el hijo menor de su patrona, que apenas cuenta con poco más o menos dos años de edad, como su media hermana, quién nació el 24 de diciembre 1972; y duermen.
Se le acuesta al lado.
Le abraza.
Despierta, le ve y sonríe.
No tiene calma, y baja la cremallera del pantalón y libera el sexo erecto, turgente.
Ve los ojos de color castaño obscuro que le ven con atención.
No le quita la braga, aparta un poco ésta e introduce el pene en la abertura de la vagina poco a poco, sin presura, calmoso.
El sexo femenino pequeño y profundo, con una olor particular a sí misma.
Posición del misionero.
Le acaricia la espalda ancha o el pelo pelo rizoso castaño obscuro todo el tiempo hasta que no eyacula.
Le besa la mejilla y luego roza la nariz de ella con la de él suavemente, y repetidas veces.
»¿Te gustó?«
»¡Sí!«
»Me alegra.«
Son tus perjúmenes mujer
los que me sulibeyan
los que me sulibeyan
son tus perjúmenes mujer
»Esa canción me gusta.«
Ella está terminando de limpiar la sala de la casa de quién le emplea.
»Es nuestra canción, pues.«
»¡Sí!«, y sonríe de manera maliciosa, con picardía.
Él le ve con gusto, con ganas de coitar (culear).
»¿Y?«
»¿Y?«
»Hay poca gente, ¿tienes tiempo?«
»Voy a bañarme en un ratito, antes tengo meter la ropa en el ropero. ¿Vienes?«
»Naturalmente.«
Y no faltó a la cita un ratito después.
♀_♂ (copula sexual)
Tus ojos son de colibrí
ay cómo me aleteyan
ay cómo me aleteyan
tus ojos de colibrí
Oyen que la radio transmite la canción, y ella le ve confianzuda, voluptuosa y ganosa sexualmente. Él va hasta donde ella está, y teniendo cuidado de que no vean algún comportamiento o gesto que despierte malicia o denuncie la relación carnal que tienen le acaricia las nalgas planas.
»Nuestra canción, ¿la oyes?«
»¡Sí!, nuestra canción.«
»¿Y?«
»No es posible ahorita.«
»¿Cuándo?«
»Dentro de un ratito.«
»¿Cuánto dilatará ese ratito?«
»Quizá media hora.«
»No sé si podré soportar tanto tiempo de espera.«
»Tendrás que soportarlo.«
»Si me desintegro de pasión por ti es tu culpa.«
»No me hagas infeliz.«
»Y, ¿donde?«
»En el cuarto de tu tía, debajo de la cama de ella, exactamente.«
»Bien.«
»¡Te espero!«
»No faltaré.«
»Eso espero
»No lo dudes.«
Son tus perjúmenes mujer…
»¿Me quieres?«
Van de regreso a la casa, ella le hubo acompañado al lugar donde vive un hermanastro del “padre” temporalmente: la “madre” le mandó a buscarle para que le solicitase (para ella exigiese) dinero para satisfacer necesidades de la familia —aquél hombre está a cargo de las responsabilidades económicas del “padre”, pues éste está en el extranjero y él le hace el favor de encargarse de ejecutarle tareas personales y atender los asuntos económicos de las hijas y los hijos con la ex mujer; ella y él tuvieron que esperarle pues él no hubo venido de regreso a la pensión. El encuentro con el medio hermano del “padre” fue desafortunado, infructífero.
»Sobrino, yo no te pudo dar nada porque no hay ni un centavo más del dinero de este mes de tu padre. ¿Comprendes?«
»¡Sí!, comprendo.«
»Lo siento mucho.«
»Yo vine porque mi madre me mandó.«
»Yo me lo imaginé. Tú madre no piensa mucho.«
»Lo dudo.«
»Quizá. El caso es que tu padre no cuenta con tanto dinero para darles más de lo que ya les dio.«
»¡Qué desgracia!«
Él metió la mano en el bolsillo del pantalón y sacó la cartera de cuero de bolsillo y le dio veinte córdobas.
»Quince para que se lo entregues a tu madre y cinco para ti. Es de mi bolsa. Yo no tengo plata, pero tú y tu familia me dan pesar en la situación en que viven. Pero, por favor, este mes no te aparezcas de nuevo.«
»¡Gracias!«
Se despidieron y ella y él caminaron para la para de buses por la 41 Avenida Sureste (hoy día Avenida Cristian Pérez, cuyos nombres y apellidos fueron José Cristian Pérez Leiva, quién fue un guerrillero urbano sandinista, asesinado el sábado 12 de mayo de 1979, cuando se produjo una matanza de la Guardia Nacional de Nicaragua (GN) cuyo 7.o Comandante Director fue Anastasio Somoza Debayle (León, 5/dic.-Asunción, 17/set./1980), alias “Tachito”, quién fue político, militar, ingeniero hidráulico y dictador nicaragüeño y el tercer y último miembro de la dinastía de los Somoza —luego de su padre Anastasio Somoza García y su hermano Luis Somoza Debayle— “que ejerció el poder dictatorial en Nicaragua desde 1937. Luego de renunciar a su cargo y partir al exilio, fue asesinado al año siguiente en una emboscada.[…]” (“Anastasio Somoza Debayle”).
»¿Me quieres?«
»Yo creo que ¡sí!«
»¿Estás seguro? O, ¿lo crees?«
»Es la vez primera que tengo una relación como la que tengo contigo.«
»Es igual si es la primera o es la segunda, la tercera, y otra más.«
»Tú tienes experiencia, yo no.«
»¿Me necesitas?«
»¡Sí!«
»¿Te pica el cuerpo cuando me celas o te arrechas cuando piensas que me intereso en un hombre?«
»¡Sí!«
»¿Te hago falta mucho casi siempre?«
»¡Sí!«
»¿Piensas con frecuencia en mí?«
»¡Sí!«
»¿Me besas con ganas?«
»¡Sí!«
»¿Coges con ganas y con gusto y más cuando cogemos?«
»¡Sí, y cuánto!«
»¿Entonces?«
»Entonces, ¿qué?«
»¿Me quieres?«
»Todo parece indicar que sí: te quiero.«
»Eso que dices es lo que vale.«
»No lo dudes.«
»¡Cogemos, pues!«
Ella le detiene, y le abraza, y sus labios delgados pálidos se acercan a los suyos y los presionan, y enseguida le mete la lengua en la boca.
»Tu tío te dio dinero.«
»¡Sí!, tú viste cuánto me dio.«
»Cinco córdobas para ti y quince córdobas para tu mamá.«
»Así es.«
»Yo te amo y tú crees que me amas. Aquí cerca hay un motel«, casa de citas. »Vamos allá, con los veinte pesos alcanza para pagar un tiempo en un cuarto, y le dices a tu mamá que tu tío no te dio dinero. Allá gozaremos de nuestro amor. ¿Qué piensas?«
»No pienso mucho.«
»¿Qué significa ese “No pienso mucho”.«
»Para luego es tarde.«
Y camiman para el Motel el Recreo [entre la 38 Avenida Sureste y la 10.a Calle Sureste[ii] | v 4QQ6+R2 Managua, Nicaragua | ‚ +50522496423], y allá tienen accesos carnales; esto es: gozan muchísimo de los sexos con que les creó Yahveh Dios.
Tus labios pétalos en flor
cómo me soripeyan
cómo me soripeyan
tus labios pétalos en flor
»A una mujer hay que complacerla.«
Desnudos sobre la cama de ella descansan después de haber realizado el coito (culeado) con ganas pasionales lujuriosas.
»¿No te complazco?«
»¡Sí, me complaces!, y me complacerás más.«
»Eso espero.«
»Mámamelo, por favor«
»¿Qué?«
»Mámamelo.«
Y no espera que diga algo, le lleva la cabeza al sexo pequeño y profundo con un olor particular.
»Es la primera vez que lo hago.«
»Lo sé. Es una primicia.«
»¿Y para ti?«
»Mámamelo, por favor«
Y aprieta la cabeza al sexo femenino con algo de fuerza.
Cunnilingus.
Separa los labios sexuales menores de la vagina.
»Mete la lengua lo más que puedas y lame el interior.«
Mete la parte de la lengua lo más que puede en el orificio vaginal, y la mueve en el interior vaginal.
Le oye gemir de gozo sexual.
»Chupa el clítoris.«
Le mama, le chupa la cabeza del clítoris, y le sigue oyendo gemir de gozo sexual.
… y más hasta que no sucede el orgasmo [o la “Culminación del placer sexual”[iii]] de ella.
6 (espacio de tiempo que transcurre)
»¿Te molestó lo que hiciste?«, en el cunnilingus se estimula la vulva con la boca.
»¡No!«
»¿Volverás a hacerme lo que hiciste.«
»Si tú lo quieres, te lo haré otra vez, y las veces que quieras.«
»Hazlo de nuevo, quiero que me lo mames, chupes de nuevo. ¡Hazme feliz!«
Le complace, es a saber, le estimula la vulva con la boca tratando de hacerlo de la mejor manera posible.
Son tus perjúmenes mujer…
»¿Contento?«
Ella vino cuando él estuvo sentado a un lado de la mesa ubicada junto a la pared, cuya parte exterior da al pasillo de las tres casas aún no terminadas de construir en el mismo terreno, y a un lado de la puerta de salida de la casa al pasillo y en dirección hacia el fondo; y se sentó a un lado de la mesa dando la espalda al interior de la construcción y frente a la pared que contenía a la puerta susodicha; y sonrió.
Le acarició la pierna que tenía más cerca; él vio al alrededor: los hermanos y las hermanas, y asimismo el primo y las primas se entretenían en la sala de aquella casa que se asemejanta a un módulo (galerón) mitad de concreto y mitad de madera, en cuyo interior una cómoda con espejo sirve de división, utilizándose cual sala la parte delantera y cual dormitorio la parte trasera, y se cuenta con un cuarto de baño en el fondo —sí, viven en una situación de promiscuidad habitacional.
»No tienes que ponerte nervioso.«
»Espero a que no tengamos testigos.«
»¿Qué importan los testigos?«
»A mí, ¡sí, me importan!«
»¡Ajá«
Ella sonrió en tanto bajó despacio el cursor por medio del jalador de la cremallera, y luego metió la mano izquierda en el interior del pantalón, enseguida por la portañuela y apretó el falo en camino a una erección, lo sacó por medio de la abertura de éste; y él suspiró de gusto.
Sonrió de nuevo, y estimuló el falo que hubo eregido con la mano izquierda proporcionándole goce sexual.
»¿Contento?«
»Muy contento.«
»¡Qué bien!«
Muestra el rostro cuadrado moreno con ojos de color castaño obscuro de quién se divierte de la picardía sexual voluptuosa hedonista, y él ve hacia todos los lados para cerciorarse de que nadie presencia o adquiere conocimiento directo y verdadero de lo que ella y él viven.
»No te inquietes, nadie nos verá.«
Sube y baja la mano por el falo enderezado, levantado, rígido poco a poco, lentamente.
Suspira, y tiene ganas de besarle, y ella lo imagina.
»¡No!, no lo intentes«
Sigue subiendo y bajando la mano izquierda por el falo enderezado, levantado, rígido, que no está dispuesto a doblarse, con detenimiento.
¡Oh, qué rico!, y le acaricia el pelo negro liso y grueso corto y suelto.
Aparta la mano del pelo negro liso y grueso corto y suelto y le acaricia las mejilla, y acelera el movimiento de la mano izquierda estimuladora del falo enderezado, levantado en la totalidad máxima, rígido para proporcionarle goce sexual.
Ella sonríe.
Él imagina que está en camino para el cielo —cada quién se imagina lo que quiere o gusta cada y cuando que goza de esto o aquello o de lo que gusta de gozar.
Le masturba con ímpetu, celeridad y presteza.
… y suspira fuertemente, con vehemencia mientras lanza toditito el conjunto de espermatozoides y substancias fluidas producidas en el aparato genital con rapidez y fuerza.
Ella ve a cada uno de los lados para asegurarse que nadie les ve.
Nadie les ve.
Le besa.
Le mete la lengua en la boca mientras las manos acarician el pene.
Ella sonríe.
»Yo te quiero.«
»Yo también.«
»Espero que me lo demuestres cuando te pida que me lo demuestres.«
»Jamás te desfraudaré.«
»No asegures ni prometas lo que no puedes garantizar más tarde.«
»Jamás te desfraudaré.«
»Te repito: espero que me lo demuestres cuando te pida que me lo demuestres.«
Ella mete el falo satisfecho con las manos en el calzoncillo después de que aquéllas secaron el órgano masculino que sirve para miccionar y copular; y se levanta de la silla y va hasta la mesa de la cocina, instalada en un espacio antes del cuarto de baño, de donde toma un trapo de limpieza de cocina y lo moja, y regresa.
Ella sonríe.
»Hay que limpiar, ¿O?«
»¡Claro!«, y ríe un poco, y sin ruido.
No quiere que él limpie los lugares de la mesa y del suelo embadurnados de semen.
»Yo, fui “la culpable” de la esperma que salió del pajarito« y ríe levemente, y en silencio.
Limpa los lugares embadurbados de semen, y cierra el ojo derecho con coquetería.
»¿Contento?«
Tus pechos cántaros de miel
cómo reverbereyan
cómo reverbereyan
tus pechos cántaros de miel
»¡Oh, Dios!«
Le tapa las boca con las manos de manera suave para que nadie le oye, y le besa, y ella no le rechaza, tampoco le acepta de manera vehemente o manifiesta su agrado. Luego aparta la sábana blanca con que cubre el cuerpo moreno delgado y le quita el camisón para dormir, enseguida la braga, y ella sólo siente y vive lo que él hace en aquella obscuridad total sin tomar parte activa. Se desnuda en un dos por tres procurando no causar algún ruido o ruidos para no despertar al hijo menor y a la hija menor de la tía quienes duermen en aquella habitación destinada para dormir —la hija mayor de la tía no duerme allá aquella noche; no sabe, ¿por qué?, duerme en la casa de la hermana de la abuela paterna. Rápido le separa las piernas, y, ella estando tumbada sobre la espalda en la cama, se le sitúa encima, encarándola en aquel espacio obscuro, y se une sexualmente con ella, le penetra con fuerza, y cubre los cuerpos con la sábana blanca que hubo apartado con anterioridad.
¡Qué rico!, y le acaricia el pelo negro liso y grueso corto y suelto como otras veces.
Ella no se opone, niega o protesta.
Quiere besarle y rehusa, mas no le aparta o impulsa con violencia, repele de ella y él no se desune sexualmente, le penetra una y otra vez sin interrupción con fuerza y con vehemencia en aquella posición del misionero mientras le ve el rostro cuadrado cuyos ojos de color castaño obscuro ven el suyo en aquella obscuridad total.
No piensa en aquella circunstancia lasciva de apetito carnal sexual inmoderado si abusa de ella.
Él goza, y goza.
Sí, es egoísta.
¿Es un acceso carnal en contra de su voluntad?
No piensa en si es un acceso carnal en contra de su voluntad en ese tiempo existencial suyo, y ella ni expresa su queja o disconformidad con ímpetu o de otra manera, ni expresa su oposición a él, ni protesta contra él, ni da a conocer su desprecio hacia él, y ni siquiera reacciona: es mujer en estado pasivo, permite que haga lo que él quiere hacer: coitar (culear) con ella con gusto tremendo y con ganas inmensas; en fin, copula (coitó, culea) con ella y ella no copula (coita, culea) pese a que hay penetración del pene con repetición, varias veces entre tanto ella se mantiene en estado de letargia, sí: permanece en inactividad y reposo casi absoluto.
Corre el tiempo.
¿Cuánto tiempo pasa corriendo?
Quizá una eternidad para ella.
¿Entre ocho y doce minutos?
Ni ella ni él lo sabe.
Sí, le penetra con repetición, varias veces hasta que no sucede la eyaculación en aquella posición del misionero.
Despacio, con cuidado se tumba sobre ella.
Descansa sobre ella.
Ella ni siquiera se mueve.
Trancurre poco más o menos un cuarto de hora.
»¿Disfrutaste del polvo[iv] rápido?«, pregunta para saber en voz baja.
»Sí, ¡disfruté!«, responde en voz baja después de haber acercado los labios a la oreja izquierda de ella.
Ella le acarició las nalgas.
(siempre en voz baja para no despertar al hijo menor y a la hija menor de la tía, quiénes duermen en aquella habitación destinada para dormir)
»Mi canalla. Mi violador. Mi hijueputa, querido.«
No dice nada, levanta la cabeza hasta aquel instante al lado de su cuello.
Le besa con gusto, placer, ansias, deseos vehementes, y ella no es indiferente, no manifiesta desinterés, responde al beso con ira exaltada, furia o violencia determinada por el estado pasional que le embarga, el apetito o deseo de la carne, el apremio de la actividad coital (culeativa); sí, ejecuta aquella apresión con el movimiento de los labios a los suyos con apasionamiento, ardor, ímpetu y prisa como expresión de amor, deseo furioso, y más.
Las manos acarician el cuerpo de piel morena del amante.
Coloca el falo y los testículos entre las manos y los apreta con suavidad.
Vuelve a besarle de igual modo.
Guía los hombros hasta que el rostro alargado lo tiene de frente al monte de Venus.
Percibe el olor de olores particular del sexo pequeño y profundo.
No lo duda.
Mete una parte de la nariz en el orificio vaginal.
Goza.
Goza.
Goza.
Aquel olor particular del sexo pequeño y profundo.
Hubiese pasado más tiempo metida la nariz por el orificio vaginal.
Ella saca la nariz de aquel lugar sexual agradable, fascinante, y sumamente atractivo, y lleva los labios a los labios menores, y se los lame; luego a los labios mayores, y se los lame y chupa; y después al clítoris, y se lo chupa, mama, y al capuchón o prepucio y glange del clítoris, y se los mama.
Se separa de él.
Dirige el cambio de posición.
Él queda tumbado sobre la espalda ancha en la cama.
Se arrodilla.
De rodillas con sus piernas a los lados de la cara lleva los órganos genitales femeninos a la boca.
Cunnilingus.
… y hasta que no sucede el orgasmo.
Se le tumba en el cuerpo moreno delgado
y
le besa.
Descansan, y ella sobre él.
Sucede el tiempo.
Estando ella sobre él le penetra de nuevo.
Posición del misionero (penetración por debajo y frontal, y ella sobre él).
Variación de la posición del misionero [(la vaquera) penetración por debajo, y ella de rodillas sobre él, y encarándole)].
Otra posición del misionero (penetración por encima y frontal, él sobre ella).
Otra variación de la posición del misionero á(piernas al hombro) penetración frontal, y sus piernas en los hombros o bien sus pies en el pecho de él).
Coito a tergo, o vulgarmente posición en cuatro, posición de cuatro, posición del perrito, estilo perro (posición del perrito o doggy style), cuatro patas, o comúnmente dicho sexo por detrás (penetración desde atrás, y ella apoyándose sobre las cuatro extremidades con las piernas algo separadas, y él en la parte posterior de las nalgas planas penetrándola por el orificio vaginal por detrás).
Posición de cucharita (penetración desde atrás, y ella de costado y con las rodillas algo dobladas y él de igual modo, teniendo la espalda de ella enfrente).
Coito a tergo de nuevo.
…
[tiempo pasando en el transcurso de la actividad sexual (♀_♂)]
»Termina«, surrura.
»Ya terminaré«, surrura igualmente.
♀_♂ [realización de la cópula sexual en el correr del tiempo]
… y eyacula.
Ella le acaricia la espalda ancha.
»Pensé que no terminarías nunca«, habla quedo.
»¿Te molestó?«, dijo susurrante.
»¿No te duele el pajarito?«
»¡No!«
»A mí arde el bicho, y duele un poquito.«
»¿Te lo mamo?«
»¿Por qué no? ¡Sí!«
Cunnilingus.
Ella le apreta la cabeza cuando sucede la porción de tiempo muy breve en que alcanzó el climax o llegó a la culminación del placer sexual.
Le besa los labios delgados pálidos, y vuelve a penetrarla con gusto sobrado, a saber: “atrevido, audaz y licencioso.”[v]
…
Noche corta en la impresión de quiénes sienten placer o alegría en toda la magnitud de lo que viven gozosos en el devenir del tiempo echado en la cuenta de la noche a causa de la actividad sexual satisfactoria.
[tiempo de cópula sexual (♀_♂)]
[… Fortsetzung im Teil II]
* Es una canción popular con influencias de las tonadas mexicanas. Carlos Mejía Godoy la popularizó internacionalmente y está inscrita a su nombre en la Sociedad General de Autores y Editores, pero Mejía Godoy siempre ha reconocido que fue en Tonalá del departamento de Chinandega quien aportó el legado de esta canción recopilada por el nicaragüense Wilfredo Álvarez Rodríguez (1934-2012) del trío Los Bisturices Armónicos, quien realizaba su servicio social como médico en esa localidad. Un detalle interesante, la escuchó de boca de un menor de edad que tenía problemas mentales. Nunca supo quién la escribió. Ellos titularon la melodía como „Son tus perjúmenes mujer“ y la incluyeron en su primer disco en 1973.
[i] Hoy día Barrio Javier Cuadra —éste tuvo por nombre completo Norman Javier Cuadra Gallego, y fue un sandinista que murió en combate (3/may.’79) en la guerra civil.
[ii] O lo que es lo mismo en lengua managüeña: de los Semáforos del Puente El Edén 1 1/2 cuadra al este, 2 1/2 cuadra al sureste Bo. El Edén, Portón PPAL. Cem. Oriental 1 1/2 C. Oeste, Managua 11141, Nicaragua.
[iii] “orgasmo” (Dle).
[iv] “6. m. coloq. vulg. coito” [“polvo” (Dle)].
[v] “sobrado” (Dle).