[Triggerwarnung: Der folgende literarische Text verwendet eine explizite Sprache und beschreibt Szenen mit sexuellen Inhalten, die für Minderjährige nicht geeignet sind. Die Redaktion]
Son tus perjúmenes mujer…
»¡Eres un garañón!«
La mujer de piel morena de estatura baja [1,65 m] y algo delgada y él están acostados en un colchón que cubre una sábana blanco con cuadros de colores azules, anarajados, amarillos y rojos que ella colocó al lado de una mesa en uno de los cuartos del fondo de la casa donde se aloja la tía de él; y le acaricia el pelo negro liso y grueso corto y suelto.
»Y, sólo para ti, que eres una mujer con una apetencia sexual insaciable.«
»Eso piensas tú.«
»Sé que ayer culeaste con el esposo de mi tía.«
Ella se irgue, y él ve el rostro cuadrado cuyos ojos de color castaño obscuro no le ven con agrado.
Le agarra el brazó para que vuelva al colchón.
»Eres un mentiroso, canalla.«
»La tarde de ayer vine a buscarte a esta casa, llegué silencioso y vi que el esposo de mi tía te tenía de piernas arriba, y me fui de inmediato, no quise molestarte.«
Calla.
»Y, anteayer por la noche saliste con el amigo de mi tío y no creo que hayas ido con él a rezar el rosario a un motel.«
Tira el cuerpo algo delgado encima del joven amante y le apreta el cuello.
»Te voy matar.«
»¿Por decir lo que vi y lo que juzgo que fuiste a hacer con el amigo de mi tío, con quién no fue la vez primera que culeaste?«
»Eres increíble.«
»Además, dos días antes de anteayer y cinco antes de ayer culeaste conmigo.«
Separa las manos del cuello y ríe.
»¡Eres increíble!«, repite de nuevo.
»Te das cuenta de ¿con quién me acuesto y te acuestas conmigo, y no me dices nada?«
»¿Qué tengo que decirte?«
»¡Qué te molesta que coja con otros hombres! ¡Qué me celas! ¡Qué tu cuerpo arde de celos si cojo con otros hombres!«
»No me gusta que culees con otros hombres pero yo no lo puedo impedir; además, yo no me voy a casar contigo o vivir en concubinato contigo. Anteayer y ayer culeaste con otros, y hoy has culeado conmigo. ¿Y? Te estoy agradecido: cuando se está joven se quiere coitar (culear) con frecuencia, mucha frecuencia, frecuentísimamente; y, tú culeas con frecuencia, mucha frecuencia, frecuentísimamente conmigo.«
»¡Ja, ja, ja!«
Quiere saber, ¿por qué ríe?
»Dije a tu tía que estaba un poco indispuesta y le solité que me diese la tarde libre, y tenemos toda la tarde para estar juntos.«
»¡Qué lindo!, pues.«
Sus labios delgados pálidos besan los delgados opacos suyos, y aún encima de él.
»¿Me harás el beso negro?«[i]
»¿El beso negro?«
»¡Sí!, el beso negro.«
»Tendrás que aclararme, ¿qué es el beso negro?«
»No sabes, ¿qué es el beso negro?«
»No, no sé ¿qué es el beso negro?«, y le abraza las nalgas planas.
»Méteme el dedo en el hoyito del culo.«
»¿Qué?«
»Lo que oíste.«
»¿Cuál de los dedos?«
»El dedo medio«, oh corazón.
»¿Estás segura?«
»Haz lo que te dije, espera, sí.«
Toma un recipiente de plástico que hubo colocado en la cercanía con anterioridad, lo abre y le unta bastante vaselina de éste en el dedo corazón derecho.
»Y mételo despacio, y con cuidado.«
Le mete poco a poquito una parte del dedo corazón por el orificio anal.
»Mételo todo, por favor.«
El dedo corazón le penetra del todo.
»Muévelo despacio.«
Mueve el dedo corazón con detenimiento en el orificio anal.
Ella suspira de gusto repetidas veces.
Se separa de él y se acuesta de espalda en el colchón, luego separa las piernas y se limpia el culo.
»No pierdas tiempo, ¡ven!«
Quiere penetrarla por la abertura vaginal.
»¡No!«
»¿Qué quieres, entonces?«
»Mámame el culo, eso es lo que quiero.«
»¿Qué?«
»Lo que oíste: mámame el culo, eso es lo que quiero.«
»No he mamado un culo.«
»Será la primera vez, pues.«
»No sé.«
»No lo dudes.«
»Es antihigiénico.«
»¿Me necesitas?«
»¡Sí!«
»¿Te pica el cuerpo cuando me celas o te disgustas cuando piensas que me intereso en un hombre?«
»¡Sí!«
»¿Te hago falta mucho siempre?«
»¡Sí!«
»¿Piensas con frecuencia en mí?«
»¡Sí!«
»¿Me besas con ganas?«
»¡Sí!«
»¿Coges conmigo con ganas y con gusto y más?«
»¡Sí!«
»¿Entonces?«
»Entonces, ¿qué?«
»¿Me harás o no me harás el beso negro?«
…
Felación.
Unta vaselina más que suficiente en el falo y le urge a que se lo introduzca poco a poco, y con cuidado en el ano o el recto enseguida.
Sexo anal.
El perrito o coito a tergo anal.
Orgasmo o “Culminación del placer sexual” por medio de la estimulación llevada a cabo por el ano, del punto Gräfenberg (cf. “Punto G”) y del clítoris.
Eyaculación.
…
Descansan.
»¿Te gustó?«
»¡Sí!«
Le acaricia el sexo pequeño y profundo, con un olor particular a sí misma.
Cuenta que el amigo del tío le hizo el beso negro, él terminó rápido sin haber tenido una erección y ella le exigió que hiciese algo para complacerla y le hizo el beso negro.
»Y, le excitó hacerme el beso negro: tuvo una erección grande.«
»¿Y?«
»Tuvo que esperarse, pues a mí me gustó el beso negro. O, ¡cómo me hizo el beso negro!«
Ríen con gusto.
Solicita que le dejase de acariar el sexo pequeño y profundo con un olor particular y que se lo chupe; y ve la lascivia lujuriosa de sus ojos de color castaño obscuro.
»Como tú quieras.«
Acerca el rostro al sexo pequeño y profundo con un olor particular y le estimula los genitales femeninos con la boca y con la lengua.
(tiempo de cunnilingus)
»¡Aligérate, garañocito! ¡Mete el pajarito, y muévelo y muévelo con fuerza, mucha fuerza, fortísimo, garañocito! ¡Qué lo sienta, garañocito! ¡Qué lo sienta haciéndome mujer, garañocito!«
[tiempo de cópula sexual (♀-♂)]
Tu cuerpo chucaro mi bien,
ay cómo me almareya
ay cómo me almareya
tu cuerpo chucaro mi bien
Cierta vez le invita la mujer camoapeña baja de estatura [1,65 m] y algo delgada para que venga con ella y el hijo de la patrona al paseo que harán ─va a pasear con éste de manera regular dos o tres de los días de la semana, y por la tade.
¿Por qué no?
Viste una nagua azul y una blusa floreada de fondo blanco.
¡Sí!
Irán al parque Las Palmas [19 Av. Suroeste, Managua, Nicaragua | 4PW5+FQ Managua, Nicaragua], que está en las cercanías del lugar donde habitan.
Caminan para aquel lugar de esparcimiento, y allá se sientan en una banca de concreto.
Tarde managüeña.
Tarde ni caliente ni fresca.
Tarde con un sol que poco a poco empieza a retirarse.
Tarde que permanecerá en el recuerdo del joven managüeño moreno de pelo rizoso castaño obscuro y nariz clásica (o nariz con un tamaño y un grosor neutral).
Enfrente está la casa del guerrillero miembro de la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) desde marzo 1970 y asesinado en Nandaime en septiembre de 1973 Óscar Turcios, y a un lado y detrás está la casa de quién es el dueño del diario La Prensa Pedro Joaquín Chamorro Cardenal y su esposa doña Violeta Barrios de Chamorro.[ii]
Hubo colocado al niño en el césped, muy cerca de sí, y éste se entretiene con un juguete.
Ve los ojos de color castaño obscuro de la camoapeña.
Ella sonríe.
¿Qué espera de la vida?, quiere saber.
Mucho y nada.
¿Mucho y nada?
Uno tiene tantas ideas.
¿Qué ideas?
Estudiar medicina en la universidad, publicar un poemario algún día, gozar de la vida y ayudar a la familia económicamente.
¿No piensa en casarse y tener hijos e hijas con la mujer que se case?
Sí, algún día se casará mas no quiere tener tantos hijos o tantas hijas como la mujer que le parió ni como las tías maternas.
¿Detesta de los niños y las niñas?
¡No! No detesta de los niños y las niñas, mas una realidad es que cada nuevo descendiente cuesta más plata. No es de la opinion: “Donde come uno comen dos, y … comen todos.”[iii]
¡Ajá!
La pobreza se reproduce rápido con cada boca más para alimentar, sobre todo cuando la persona con quién se vive es una comemierda, mantenida y sinvergüenza, además de borracha, y es es el caso del hombre de la madre.
¡Ajajá!
Le acaria el rostro cuadrado, y enseguida le besa los labios delgados pálidos.
Le gusta.
¿Qué le bese?
Sí, pero no sólo que le bese, ¿le gusta en general?
¿Está enamorada de él?
Sí, ¿por qué no? Está enamorada de él.
¿O?
Sonríe.
¿Y?
Sí, le atre de una manera particular.
¿Cómo particular?
Ella es ella como es, y así como es le parece bien y le despierta interés y agrado.
¿Qué más?
Le desea, y tiene complacencia en lo que hacen y comparten, por ejemplo
le gusta como se unen carnalmente.
¿Coger con ella?
Sí, coger con ella, también.
Le besa y le mete la mano derecha en la blusa floreada, y le acaricia las tetas pequeñas.
Quiere que le coja.
Él quiere cogérsela asimismo.
Retira la mano de la tetas pequeñas, y ella las estrecha entre las suyas.
Tienen que esperar a que venga la noche.
Una eternidad.
Unas horitas.
Unas horitas eternas.
Sonríe.
Les sorprende la presencia de un hombre cuadragenario grueso y bajo, y de piel muy obscura que cubre la cabeza con una gorra de béisbol vieja de color negro con el logo de una empresa de seguros y les insta a que se vayan del lugar ya que agentes de policía les detendrán de un momento a otro por estar haciendo inmoralidades, y señala a un coche policíaco.
Sí, hay aparcado un coche policíaco frente a la casa del guerrillero miembro de la Dirección Nacional del FSLN (mrz. 1970 – set. 1973) asesinado en Nandaime Óscar Turcios del cual les separa la calle solamente.
¿“Actos inmorales”?, sólo conversan.
Da igual, mejor será que se vayan del parque, y cada quién por un lado diferente.
Él le ve de manera dudosa.
¿Quién es él?
Cuñado de unos de los agentes de policía y adscrito a la Oficina de Seguridad Nacional (OSN) que está en el interior del coche policíaco.
Ella se levanta de la banca y toma al niño, y en tanto carga a éste con uno de los brazos con el otro le acaricia una de las mejillas.
Sugiere que hagan lo que aquel hombre cuadragenario vestido con ropas pobres algo, bastantes sucias, aconseja.
¿Pueden regresar juntos a la casa?
Hay que evitar algún problema. ¡No!, es preferible que lleguen a casa por separados.
No está de acuerdo mas acepta lo que ella decidió, y se van del parque por calles diferentes.
¿Pecan de inocentes?
Él es quién viene primero a casa.
Dilata algo, o así le parece a él, para que le vea de regreso a donde le espera.
Ve el susto que muestra su rostro cuadrado con ojos de color castaño obscuro y con labios delgados pálidos.
El tipo aquel cuadragenario grueso y bajo, y de piel muy obscura que cubría la cabeza con una gorra de béisbol vieja de color negro con el logo de una empresa de seguros y vestido con ropas pobres algo, bastantes sucias vino detrás de ella, y ya antes de alcanzar la Carretera Panamérica para doblar en ésta y andar hasta la 18 Avenida Suroeste para por ésta seguir andando hasta alcanzar la 4.ta Calle Suroeste le asió por el brazo y rápido le arrebató al niño de poco más o menos dos años de edad de los brazos.
Le exigió que se lo devolviese.
Sólo que cogiese con él. Conocía un lugar donde podían ir a coger sin que les estorbasen o tuviesen un problema.
Canalla.
No estaba para perder el tiempo: ¿quería o no quería que matase al niño?
No dudó en que la violase aquel tipo criminal despreciable, mas tuvo suerte gracias al azar que posibilitó el socorro de alguién que pasó por la cercanía y se dio cuenta de la situación que ella enfrentaba con pocas o ínfimas posibilidades o bien ninguna (cero) posibilidad de éxito.
El hombre entre 40 y 49 años grueso y bajo, y de piel muy obscura miserable, y criminal se opuso a entregar al niño y trató de huir mas el hombre salvador de ella logró alcanzarlo y darle un golpe fuerte en la parte trasera de la cabeza, el hombre criminal vestido con ropas pobres algo, bastantes sucias cayó al suelo y soltó al niño quién lloraba en el suelo ya fuese por el susto, ya por el dolor debido a la caída.
El hombre salvador de la mujer camoapeña casada y madre de dos hijos y una hija dirigió la atención a socorrer al niño quién lloraba en el suelo, y se olvidó del cuadragenario despreciable maldito que intentó un secuestro, quién aprovechó la oportunidad para huir del lugar.
Gracias a Yahveh Dios el hijo de la patrona no resultó lesionado.
Vino gente al lugar, aunque ya tarde.
Había que llamar a la policía.
¿Para qué? El hombre maldito con malas intenciones hubo huido del lugar.
Quizá estaba en el registro de la policía.
Él dijo que era cuñado de unos de los agentes de policía y adscrito a la Oficina de Seguridad Nacional (OSN) que estaba en el interior del coche policíaco aparcado no muy lejos de la casa del dueño del diario La Prensa.
Había que preguntarle a ellos, si era cierto lo que le dijo.
Si era cierto o no era cierto, esto último lo más probable, sería cierto que aquéllos no harían nada para atrapar a quién quiso secuestrarle al niño. Quizá tendría más problemas en el día y en el futuro.
No quería más problemas ni en ese día ni en los venideros.
Váyase, pues.
Y optó por regresar a casa.
Él es el responsable de lo que hubo sucedido.
¡No!, la mala suerte.
La casualidad.
¡Sí!, la casualidad.
¡Qué terrible!
Sí, ¡terrible!, y quería que le dé consuelo por la noche.
Naturalmente.
Le espera, pues.
No faltará a la cita consolatoria.
Eso espera de él.
…
Y, cumple.
…
¡Gracias por haber venido y hacer todo lo que quise que me hicieses!
No sólo ella sació las pasiones carnales y el apetito sexual excesivo.
¡Qué lindo, siendo así!
¡Sí!, y, ¡qué lindo, por tanto!
Es una noche con un cielo sin estrellas y con pocas nubes en cuyo transcurso no hay calor ni frescor, ergo una noche agradable para la actividad coital (culeativa).
Son tus perjúmenes mujer…
Él le dice una de las tantas veces en que ya hubieron estado gozando intensivamente del deleite de la carne, y entusiasmado por esos gozos carnales y la realidad de sentirse bien a su lado que ella forma ya parte de sus recuerdos agradables con independencia del final de la relación afectuosa e íntima que mantenienen.
»¡Qué bien, pues!«
Ella le besa de manera suave.
»Llegará el día en que me olvidarás.«
»¿Por qué dices eso«
»Hoy, mañana y otros días venideros te sentirás gustoso de estar conmigo, pero llegará el día en que yo no estaré más junto a ti ni tu estarás junto a mí. La realidad se improndrá y yo seré pasado y sucede que el pasado se olvida un día cualquiera sin que se note su olvido.«
»Eres pesimista.«
»Realista.«
»Es igual lo que piensas, indubitablemente: tú formas ya parte mis recuerdos agradables.«
»Ya veremos.«
»Sí, ya veremos.«
Le acaricia el sexo pequeño y profundo, con una olor particular a ella, y la amante le regala una sonrisa.
»Y, no olvides mujer, que tú y yo asociamos nuestra relación de todo lo que es y será a la canción “Son tus perjúmenes mujer”. «
»Cierto, siempre que la oiga en un por venir me acordaré de ti.«
»Lo que significa que indistintamente del destino de lo que hoy día vivimos lo que vivimos juntos no está destinado al olvido.«
»Si tu lo dices, bien, pues.«
Él le besa.
»No sigas hablando y cógeme[iv], ya hablaste tanto que me despertaste las ganas de coger contigo.«
Y le abraza con fuerza y le besa con destinación carnal tremenda hacia las fronteras de la pasión sexual coital.
…
»Pero, di, ¿qué recordarás de nuestra relación?«
»Tanto.«
»¿Qué tanto?«
Cierra los párpados, y oculta detrás de éstos los ojos de color verde marrón, y le acaricia el vientre.
»Las conversaciones, y me gusta conversar contigo.«
»Me gusta conversar contigo a mí también, pero es poco lo que conversamos debido al tiempo y a “lo que hacemos” cuando tenemos la oportunidad de estar juntos.«
»Y, ¿qué es “lo que hacemos”?«
Ríe, así mismo él.
»Tú lo sabes.«
»Juzgo, sí, aunque ocupamos tiempo en “lo que hacemos”, que conversamos suficiente.«
»Quizá tienes razón, pero, agrega, ¿qué recordarás de nuestra relación?«
»Tus acompañamientos a los lugares varios a donde me mandó mi madre por la noche y los míos las veces en que paseaste al primo por algunos lugares del Barrio San Jacinto.«
Él le acaricia el rostro cuadrado.
Silencio.
Ella acerca los labios delgados pálidos a los labios delgados opacos del amante moreno delgado, y se besan.
»Pero, sigue, prosigue diciendo lo que recordarás de nuestra relación.«
»¿Está próxima a terminar nuestra relación.«
»¡No sé!«
»¿Cómo que no lo sabes?«
»No soy adivina, y tú lo sabes bien.«
»Me resulta extraño que quieres saber, ¿que recordaré de nuestra relación?«
»Es parte de la conversación, y tú dijiste que te gusta conversar conmigo.«
»¡Ajá!«
»Sí, ¡ajá!«
Le acaricia el rostro alargado y luego le besa.
»Soy curiosa a veces, y es una curiosidad el querer saber lo que recordarás de nuestra relación.«
»¿Te creo?«
»Es cosa tuya creerme o no creerme. Pero prosigue o continúa diciendo lo que recordarás de nuestra relación.«
»Además de lo que ya oíste de nuestra aventura amorosa recodaré tu rostro cuadrado. Tu sonrisa. Tus ojos de color castaño obscuro. Tu sexo pequeño y profundo, con un olor particular a ti.«
»Sobre todo mi sexo.«
»Y, “lo que hacemos” cuando tenemos la oportunidad de estar juntos, como hoy.«
Se ven y ríen con ganas y gusto.
Son tus perjúmenes mujer…
[…] , y no es el único con quién ella realizó el coito mas no le molesta, y la relación llega a fin: la tía le despide.
¿Por qué?
Le pregunta el motivo o los motivos de la empleadora para prescindir de sus servicios y no le quiere responder. Supone, sí, que la tía se enteró de que ella coitó con su esposo.
¿Qué hará?
Regresará al cacerío cercano al municipio boaqueño de donde procede y donde la madre cuida de la hija y los dos hijos y el esposo campesino le espera. Después verá lo que hará.
¿No se volverán a ver?
Cree que no, pero el mundo es tan pequeño que todo es posible.
Quiere besarle mas le aparta de sí.
Él no le ha hecho nada malo.
Da igual.
Manda a la ex patrona y toda su familia al Diablo.
¡Ajá!
No tienen nada más que hablar, entonces.
Está embarazada.
¿De él?
Quizá.
¿Cómo que quizá?
Es posible y no es posible. Está embarazada y eso es lo fundamental.
¿Y?
Para su familia trabajó una mujer que hubo abortado.
Imagina a quién se refiere.
¡Sí!
Ella dejó un tarro con grasa en cuyo interior había una sonda para interrumpir el embarazo.
¿Cómo lo sabe?
No importa.
¿Quiere ese tarro que contiene tal sonda?
¡Sí! Ya no puede entrar en la casa donde él vive, y tiene que procurarle ese tarro con la sonda para abortar.
Duda.
Debe procurarle lo que quiere o le hará un gran escándalo. ¿Quiere que la gente se entere de que cogió con él y puede ser el padre de quién lleva en el vientre?
Se la procurará.
Solicita que el tarro con la sonda para interrumpir el embarazo lo meta en una bolsa de plástico.
De acuerdo.
Ella tiene que ir donde cierta persona a quién no nombra y luego, en poco más o menos una hora, vendrá a traer la maleta a la casa de la ex patrona, después le esperará a la vuelta de la esquina (20 Av. Suroeste) o mejor será que él le espere para entregarle lo que quiere.
Viene antes que la mujer camoapeña quién aparenta veintiocho años en tal tiempo sucediendo y le espera y le entrega la bolsa plástica de color negro con el contenido que demandó; y ella la mete en un bolso grande de tela de colores varios en cuyo interior cabe con dificultad.
Viste un vestido azul y calza unos zapatos de cuero de color marrón (café).
¿Le acompaña a la parada de bus?
¡No!
Poco o casi nada le puede apoyar en su situación.
No necesita de su ayuda.
¿Le desdeña? ¿Le desprecia?
Mejor será que regrese a casa.
Ve lágrimas en los ojos de color verde marrón.
Le acaricia una de las mejillas y le manifiesta que ni le desdeña ni le desprecia, y debe gozar de la juventud.
Le recordará con cariño.
Ya se lo manifestó un día en que estuvieron juntos y gozaron de estar juntos, y sonríe y toma la maleta de color marrón (chocolate), e inicia la marcha, cargando ésta y el bolso grande de tela de colores varios.
Ve que se pierde poco a poquito en la distancia.
¿Le verá en un porvenir?, pregunta para sí.
Limpia el rostro por el cual han rodado lágrimas antes de regresar a casa. (ag. 2008)
Notas
[i] La práctica de estimulación sexual [Anilingus (del latín: anus, ‘ano’ y -lingus , de lingere, ‘lamer’, ocasionalmente escrito ‘analingus’) (en inglés: rim job)] del ano y regiones adyacentes se le conoce como el beso negro (cf. “Anilingus”).
[ii] Él (Granada, 23 de septiembre de 1924 – Managua, 10 de enero de 1978) […] periodista, escritor, empresario y político nicaragüense opositor al gobierno de Luis Somoza Debayle y a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle; [quién] murió asesinado” (“Joaquín Chamorro”) y ella “(Rivas; 18 de octubre de 1929), […] política y periodista nicaragüense y presidenta de Nicaragua desde el 25 de abril de 1990 hasta el 10 de enero de 1997. Fue la primera mujer en el continente americano en ser electa al cargo de presidenta de la República. Fue la tercera mujer en ocupar la posición de jefa de Estado y jefa de Gobierno en el continente americano, después de Isabel Perón en Argentina, y Lidia Gueiler Tejada en Bolivia[…]”(“Violeta Chamorro”).
[iii] “Esta frase nos habla sobre la generosidad, sobre compartir y sobre el ánimo de ayudar al semejante. Habitualmente se utiliza para invitar a sentarse a la mesa a un nuevo comensal” (“Donde come uno, comen dos”).
[iv] “31. intr. vulg. Am. Realizar el acto sexual” [“coger”(Dle)].
Bibliografía
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Vega Carpio, Lope Félix de. Fuente Ovejuna. Edición de Juan María Marín Martínez. Duodécima edición. Madrid (Letras Hispánicas, vol. 137), 1991. Cátedra, 2009
“Violeta Chamorro.” Wikipedia. La enciclopedia libre. www.es.wikipedia.org/wiki/Violeta_Chamorro. Internet resource.
Bild: [1] Quetzal-Redaktion, am