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Entrevista a Ana María Caro
Cuentera de Colombia

Laura Wägerle | | Artikel drucken
Lesedauer: 7 Minuten

“Está clarísimo que yo vengo del país de García Márquez.”

Ana María Caro es cuentera: redacta cuentos cortos para presentarlos entre una audiencia que se queda fascinada con los imágenes que la nativa colombiana consigue crear mediante las palabras. Es nacida en Bogotá, tiene 51 años, y lleva 15 años viviendo en Madrid, donde tiene una consulta como médica especializada en sexología. De aquí en adelante, Quetzal va a publicar tres cuentos de ella. Sigue una entrevista con la cuentera en la que describe cuál rol juegan los cuentos en su vida y en la de muchos colombianos. Su primer cuento que se publicará con Quetzal será “La flecha de Orión”. Los cuentos serán ilustrados por las fotografías de su amigo Luis Teodoro Sanz, fotógrafo baseado en Madrid.

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¿Cómo llegaste a ser cuentera?

Kolumbien_CuentosyCuenteros_AnaMariaCaro_Foto_Luis_Teodoro_SanzLlegué a apreciar los cuentos con mi familia. Mi abuelo fue un cuentero extraordinario y en toda la familia nos sabemos sus cuentos de memoria. Hasta hacemos chistes acerca de ellos, y son como parte de la familia. Desafortunadamente, no llegué a conocer a mi abuelo porque cuando nací, él ya había muerto. Pero nos dejó un tomo entero de cuentos. Los considero una preciosidad de arte en verso. Por eso – creo yo – tengo tanto cariño a los cuentos. Y luego, siempre quise contarlos, porque a mí me gusta mucho el escenario y así llevó una cosa a otra.

¿Cómo ves el rol del cuento en Colombia en general?

En Colombia hay una larga tradición del cuento escrito, como los que redactaba García Márquez o Jairo Aníbal Niño. Pero sobre todo, lo que más hay, es el cuento contado. Hay mucho cuentos de seres mitológicos que forman parte de la naturaleza, como por ejemplo “La Pata Sola” o “La Madre Monte”. Estos personajes que sirven para evitar que la gente entre a la naturaleza que puede ser peligrosa. Si estás en un pueblo que está cerca de la selva, la gente te va a decir: “No te metas a la selva, porque llega tal y tal figura y te va a llevar”. Considerando que la mitad del territorio colombiano está cubierta de selva, estos cuentos en muchísimos lugares forman parte de la vida cotidiana. Pero eso también pasa en las ciudades. Cuando la gente se reune en las casas, o los estudiantes se reunen en un rincón de la universidad para comer, tomar café, se van a contar cuentos. Si vas por el casco viejo de Bogotá, seguro que en alguna placita, está un persona ahí, contando cuentos.

¿Cuáles son los temas de tus cuentos?

La mayoría de los cuentos míos son mágicos. Está clarísimo que yo vengo del país de García Márquez. En este país acontecen cosas raras. Y así pasa también en mis cuentos: Creo que en la mayoría de mis cuentos, los protagonistas no son humanos. Es poco habitual que yo escriba cosas que tengan que ver directamente con la actualidad. Sin embargo, estoy segura que la actualidad se refleje en mis cuentos.

¿Cómo se crean tus cuentos?

Casi siempre necesito una semillita para comenzar a escribir. Por ejemplo, yo participo con mis amigas y amigo en varios eventos para crear cuentos. La idea de estas reuniones es que alguien pone una semilla a partir de la cual los demás tenemos que escribir un cuento. Por ejemplo, una amiga mía nos convoca una vez al mes y nos manda una frase cualquiera, que salga de un libro cualquiera, como “Hoy amaneció haciendo sol”. A partir de esta frase, cada uno de nosotros escribe un cuento que no puede pasar por una cierta cantidad de palabras. Cuando leo esas frases semillas, aparecen imágenes en mi cabeza y así se crea el cuento.

¿Cuando dices que es bueno un cuento tuyo?

Creo que un cuento me sale bueno, si me queda la satisfacción cuando siento que he conseguido hacerme reir a mí misma. Creo que es una cosa que siento por adentro. Por ejemplo, sé muy bien cuáles cuentos míos son malos. Pero hay uno pocos que son como mis niños mimados. Es así talvez porque he conseguido darle la vuelta a un tema que sea talvez muy trivial y consigues mostrarlo de manera diferente. Creo que un cuento es bueno cuando consigo darle una vuelta a la trama o al tema del cuento, que la gente no se espera y que yo misma tampoco me esperaba, pero que salía.

¿Cómo es especial contar cuentos a un grupo de personas, comparada a una actuación en el teatro, o a una lectura personal solitaria?

Lo que hacemos los cuenteros es diferente del teatro. Una cosa es que no hay esa cosas que se llama “la cuarta pared”, que inhibe la interacción directa del actor con el público. Nosotros los cuenteros no podemos tener una cuarta pared, porque necesitamos ver en las caras del público. En los libros, por otro lado, el texto está escrito como está escrito. Lo que nosotros los cuenteros hacemos, es pasar el texto a través de nosotros, lo metabolizamos a través de nosotros, y lo contamos cada vez de una manera diferente. Pues, digamos que los textos escritos están aquí, el teatro está allá (enseña con las manos un distancia), y nosotros estamos en el medio. Interactuamos con la gente, necesitamos verle a la gente a la cara y necesitamos poder acercarnos a la gente. Así, tomas un poco de la literatura, tomamos un poco del teatro, pero hacemos una cosa nueva diferente: es contar cuentos en público. Luego, lo que buscamos normalmente es que la personas se vaya imaginando en su cabeza lo que está pasando. Buscamos que la gente no esté pendiente a las palabras que el cuentero dice, sino que se quede con los imágenes en su mente. Así, harán suyo lo que le están contando. Es así porque no estás leyendo un texto ajeno, sino tú mismo estás produciendo los imágenes. La magia que tienen los cuentos se crea a través de los imágenes. De manera que yo sugiero los imágenes, pero el resto lo tienes que poner tú. Entonces, si no estás tú – ¿para qué?

¿Por qué crees que son importantes los cuentos para las personas?

Son importantes porque hablan de símbolos universales, pero los ponen en un lenguaje con el que se puede hablar. Cuando son buenos, los cuentos hablan de cosas importantes para nosotros. Las ponen en un lenguaje que permite hablar de estas cosas importantes, sin expresarlos directamente. Caperucita Roja se puede contar a los niños y los niños lo van a recordar. Porque les habla en un lenguaje en el que se puede hablar a los niños. Si fueras a decir a los niños el mismo mensaje de “No desobedezcas porque te va a pasar algo malo”, eso no va a dar cierto. Un cuento, cuando es bueno y cuando perdura, es porque acude a los símbolos universales y enternos. Pueden ser hasta terapéuticos. Por eso me gustaría animar a todas las personas que lean cuentos y que se arriesguen a contar cuentos a sus hijos y a los no tan niños. Mi es experiencia que contar cuentos conecta con lo más íntimo que hay en ti. Es maravilloso.

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Bilquellen: [1] Luis Teodoro Sanz

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