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Un año más de la desaparición física de Carlos Gardel

Dagoberto Santillana | | Artikel drucken
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En mi juventud (contaba catoce años) tuve amistad con Stanley Cayasso, hijo de Stanley Cayasso, famoso jugador de béisbol originario de la Costa Atlántica de Nicaragua,{el Babe Ruth del béisbol nacional en la primera mitad del siglo anterior, a quien la crónica deportiva del país le asignó el tercer lugar en la escala de los diez mejores atletas nicaragüeños del siglo en 1999; en tal ocasión se eligió a la máxima figura deportiva [Alexis Argüello, tricampeón mundial de boxeo (59 victorias por nocauts de sus 77 victorias en 83 combates)], la atleta del siglo [Michelle Richardson (ganadora de una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 1984 en Los Angeles en Natación)] y el atleta por excelencia [Cairo Daboub (confieso: no sé quién es él)]}. Mi amigo (en aquel tiempo sé que tenía más de cincuenta años, mas no cuantos con exactitud), oía música con mucho gusto. En su colección de discos (Long Play) tenía obras musicales de la Sonora Matancera, Damazo Pérez Prado, Nat King Cole (en inglés y español), Agustín Lara, Armando Manzanero (y otros cantantes de boleros románticos latinoamericanos), Javier Solis (y más cantates de rancheras mexicanas) y, claro, Carlos Gardel, alias „El Zorzal“ o „El morocho del Abasto“ o, bien, „Carlitos“, maestro del tango argentino. Siempre y cuando que lo visitaba en su puesto de trabajo [era el cuidador de una hacienda del Instituto de Fomento Nacional (INFONAC)], en el quilómetro trece y medio de la carretera hacia Tipitapa, oíamos música y él hablaba de las estrellas de la música latinoamericana.

De Stanley supe que „El Zorzal“ pereció el lunes 24 de junio de 1935 en un accidente aéreo que sucedió en el Aeropuerto de Medellín, Colombia —tiempo después leí, ¿cómo fue aquéllo?: dos aviones F-31 de las Empresas Aéreas SACO y SCADTA chocaron a las 14 horas y 52 minutos de aquel día y se suscitó un incendió, 15 pasajeros murieron; se tiene conocimiento de que el reloj del artista, pasajero del F-31 de la SACO, se detuvo a las 15 horas y siete minutos [cuenta Gilberto Bergman Padilla, presidente del Club Gardeliano de Nicaragua, que aquel día de la tragedia compusieron Juan Carlos Patrón, Edmundo Bianchi y Pintín Castellano una canción para rendir homenage al ídolo del pueblo, la cual ejecutaron poco antes de la medianoche (compárese Gilberto Bergman Padilla, Carlos Gardel. La leyenda … Managua, Nicaragua, 2000.)]. Mi amigo manifestó que „El Zorzal“ era una leyenda: los límites entre las fronteras de la realidad y lo maravilloso se confundían en la biografía suya. Él no se equivocó. Todo comenzó con su origen: ¿fue Bertha Gardes la madre carnal o la madre adoptiva de Carlos Gardel? Las opiniones se divieron —entre quienes opinaron que ella fue la progenitora está Juan Carlos Orofino, gardeliano, cuya ocupación con la biografía de „El morocho del Abasto“ suma años. Luego el lugar y la data del nacimiento: ¿nació el 11 de diciembre de 1890 en Toulouse, Francia o, bien, como él lo manifestó, el 11 de diciembre de 1887 en Tacuarembo, Uruguay? Erasmo Silva Cabrera (Avlis), autor de Carlos Gardel el gran desconocido (Ediciones Ciudadela, Montevideo, 1967.), y Blas Matamoro, quien escribió Carlos Gardel (Centro Editor de América Latina. Buenos Aires, Argentina, 1971. De 115 páginas.) le asignaron un origen uruguayo. Juan Carlos Esteban, escritor de la obra didáctica y expositiva Carlos Gardel: Encuadre histórico (Editorial Corregidor. Argentina, 2001.), Juan Carlos Orofino y otros gardelianos no dudaron en afirmar el origen tolosano de él —así, por ejemplo, Eliseo Alvarez escribió: »Hacia fines del siglo pasado, se acostumbraba en los hospitales del sur de Francia, a colgar una bandera de una ventana para anunciar un nacimiento inminente. Quizás haya habido una bandera en una de las ventanas del hospital Sant Joseph de la Grave, en Toulouse, a las dos de la mañana del día jueves 11 de diciembre de 1890, dando cuenta del nacimiento del hijo de Berta Gardés, una planchadora soltera de 25 años de edad.« [Compárese Eliseo Alvarez, Historia del cantor más conocido — Carlos Gardel. Libro digital (http://fixitshop.com/gaucho/disquete/indice.htm).] Independientemente, ya fuese que él nació allí o allá, cierto es que los uruguayos lo recuerdan, es el intérprete que difunde más la radio, y el 2 de mayo de 1996 aprobó el Senado de la República de Uruguay la Ley n° 16.742, en la cual se fija el 24 de junio como „Día de Carlos Gardel“ y Tacuarembo como la ciudad de festejos. Con respecto a lo anterior, claro, los bonaerenses, no se quedaron atrás, el gobierno de Buenos Aires determinó legalmente que la casa situada en Jean Jaurés 775, Abasto, Buenos Aires, cuya dueña fue Bertha Gardes, fuese un monumento histórico de la ciudad; él vivió en ésta de 1921 al 7 de noviembre de 1933, data de su partida para Francia (véase La Nación del 3 de junio de 1997). Aquí traigo a relación lo que leí que manifestó el rey del tango a un amigo sobre esta ciudad amada por él: »No te vayás, quedate aquí y volvé a Buenos Aires de cuando en cuando, como hago yo, como quien va a visitar los restos de una novia querida, que lleva en su corazón y a quien no se puede olvidar …«

Y, ¿con respecto a las historias de las aventuras amorosas de „El Zorzal“ o „El morocho del Abasto“? Se habló y escribió de varias, entre otras con Isabel del Valle, veinte años menor que él, ella contaba apenas veinte años de edad, sus relaciones alcanzaron los diez años; y con La Ritana o Madamme Jeanne o Jeannete.

[»Esta mujer — tuvo participación en importantes hechos en la vida del cantor y fue, seguramente uno de sus amores más conflictivos. Gardel la conoció exactamente el 28 de diciembre de 1913. Fue esa misma noche que un hombre mencionado como Pancho Teruel juntó a Gardel y a Razzano para que cantaran delante de gente de importancia social y política en el café Perú de Avenida de Mayo. La reunión nocturna siguió en una casa de citas elegantes regenteada por esa mujer cuyo nombre real sería Giovanna Ritana sita en la calle Viamonte entre Maipú y Esmeralda — Es muy probable que esa relación amorosa fue la que estuvo a punto de costarle la vida a Gardel, cuando fue baleado en diciembre de 1915, se ha dicho que sicarios de su propio marido llamado Juan Garesio. « (Eduardo Payssé González, Gardel: Artista, mito y hombre. Editorial La República. Montevideo, 1995.). Carlos Zinelli agregó más datos con respectó a esta esta relación y conflicto (cómparese Carlos Gardel — El resplandor y la sombra. Testimonios de Carlos Zinelli anotados por José Luis Macaggi. Editorial Corregidor. Buenos Aires, Argentina, 1987.) Isabel del Valle declaró, refiriéndose a La Ritana, de quién se supone que fue la relación amorosa más larga del cantor tanguero:

»¿Nunca tuvo celos pensando en alguna aventura?

—Y respondiendo a su pregunta le voy a contar el caso de una mujer que, según llegó a mis oídos, mantenía una relación con Carlos. Se llamaba Ritana o le decían así. Dueña de una pensión en el centro y así fue que decidí ir a verla para comprobar qué había de cierto. La tal Ritana era francesa y lo denunciaba en su castellano entreverado. Me admitió que sí, que ella era la amante de Carlos, nada más que una aventura.« (Tomado de Ricardo A. Ostuni, „Cómo fue la vida amorosa de Carlos Gardel“); originalmente publicado en la revista Club de Tango, n° 7 (Primera parte), septiembre-octubre de 1993 y n° 8 (Segunda parte) marzo de 1994.]

Otras aventuras amorasas las tuvo con Helena Fernández, cuyo inició lo tuvo en Montevideo y cuyo final sucedió en Buenos Aires; con Andrea Morand, cuyos países para vivir los gozos del amor fueron Montevideo y París; con Azucena Maizani, quién fue mas que una amiga, pero que no pasó de ser un romance pasajero; con Gloria Guzmán, cuyas dimensiones lo catalogaron terceros como un romance volcánico; con Mona Maris, actriz coprotagonista de „Cuesta Abajo“.

[Lo que se sabe de esta relación son los relatos de la propia actriz „y jamás de un modo explícito.“

»¿Cómo era el Gardel que conoció en ese tiempo?

—Un ser encantador y muy buen mozo. Había logrado una gran madurez intelectual y refinamiento en sus costumbres… Me sentí muy atraída por su personalidad y creo que a él le impactó la mía. Teníamos algo en común: los dos éramos hijos del amor.

Algunos historiadores llegaron a dudar de su hombría.

—No, de ninguna manera. Era muy respetuoso de las mujeres, nada agresivo en el terreno del amor, pese a que todos las mujeres lo perseguían. Gardel fue muy hombre, lo conocí lo suficiente para asegurarlo.« (Pedro Urquiza, „Ser Gardel“, reportaje, 1990.)]

Se dijo que sumaron a las aventuras anteriores las que tuvo con Rosita Moreno, otro romance pasajero que fue más allá de „El día que me quieras“ y con Azucena Maizani, Trini Ramos y Gloria Guzmán; así mismo con Perlita Greco, actriz española cuyos encuentros sucedieron en Montevideo, París y Nueva York, y con Gaby Morlay, quien le despertó sentimientos en el tiempo parisino de éxito.

[»Gaby Morlay era una de las actrices cinematográficas más cotizadas de esa época. Carlos Gardel comenzó a acompañarla, viéndoseles juntos en muchos lugares de París. Entre el cantor y la actriz se desarrolló un romance que se prolongó casi todo el tiempo que Carlitos vivió en la Ciudad Luz. Sin embargo, jamás hizo una sola confidencia a sus íntimos sobre aquellos amores ni se permitió formular cualquier frase que pudiera traducir sus verdaderos sentimientos.« (Nota publicada en la revista „Gente“, transcrita de la revista „Ahora“. Carlitos Gardel como nunca se vio. Edición especial de Revista „Gente“. Editorial Atlántida – Buenos Aires, 1977.)].

Y, finalmente, otra mujer relacionada con su vida sentimental en su gira última fue: Victoria Reyes. Claro, no faltaron mujeres que declararon que tuvieron relaciones amorosas con Carlos Gardel aquí y allá, en las ciudades latinoamericanas donde estuvo en gira artística. He aquí dos de éstas: Peregrina Otero, de origen portugués, cuyo nombre artístico fue Loretta Dartés en los años veinte del siglo pasado vino a Buenos Aires en 1911 de Portugal y laboró como equilibrista en el circo de Frank Brown, famoso en aquellos años. Ella contó que conoció a „El Zorzal“ en Radio Belgrano.

»¿Y qué pasó con Gardel?

—Un día me convertí en su mina. Sí tal como lo oyen.

Pero, ¿y qué pasaba con Isabel del Valle?

—Ella — —dijo Loretta con una sonrisa picaresca—, era sólo la novia, yo era la mina.« También habló Peregrina o Loretta de los viajes a Montevideo que ejecutó los fines de semana con su amante para gozar de sus pasiones ( véase Andrés Bufali, Secretos muy secretos de gente muy famosa. Editorial Eagle, Buenos Aires. Argentina, 1991.)

Ivonne Guitry confesó sus relaciones amorosas con las estrella artística argentina a Nicolás Díaz, quién fue empresario del circuito Cine Colombia S.A., en cuyas salas hubo presentación del cantor tanguero. De estas confesiones tuvo conocimiento Mario Sarmiento Vargas, escritor colombiano, y las publicó en su libro sobre Gardel y Le Pera: »— Yo soy una mujer de alto mundo. — Tenía diez y ocho años y vivía sola en París, sin rumbo definido. París de 1928. París de las orgías y el derroche de champán. — Para suavizar mi desgracia me entregué de lleno a los placeres. — Cocaína, morfina, drogas. — En aquella época cosechaba éxitos y aplausos un recién llegado cantante de cabaret. — Era Carlos Gardel. — A Gardel le interesaban las mujeres, pero a mí no me interesaba más que la cocaína y el champán. — Ese hombre se me iba entrando en el alma. Mi pisito lujoso pero triste, estaba ahora lleno de luz. Mi alcoba azul, que conoció todas las nostalgias de un alma sin rumbo, era ahora un verdadero nido de amor. Era mi primer amor.« [Mario Sarmiento Vargas, Dos Antorchas, Una Hoguera… Gardel y Le Pera. S/e. Buenos Aires, Argentina, 1986. Este libro es una segunda edición ampliada de La Verdad sobre la Muerte de Gardel (Lo que ignoran los argentinos), editado en 1945 y de 63 páginas. Según la crítica Ana Turón, esta obra ampliada de Sarmiento Vargas „no (está) debidamente corregida“, mantiene las erratas o equivocaciones de la primera edición.]

Seis días antes de morir consedió Carlos Gardel una entrevista en cuyo transcurso respondió preguntas que trataban sobre este tema. He aquí éstas con sus respectivas respuestas:

»¿Cuál fue su primer amor?
—He amado muchas veces en mi vida y conservo de ello gratísimos recuerdos, como que en todos mis amores he sido feliz. En ellos he querido de diferente manera según el temperamento de la chica, las circunstancias y el ambiente. Sin embargo, cada vez que me enamoro creo ser ésta la única ocasión en que verdaderamente he querido.

¿Cuál es el tipo de mujer que prefiere?
—Prefiero las latinas, indudablemente, por ser de mi misma raza y por lo tanto comprender más mi temperamento, pero todas las mujeres atractivas e inteligentes me agradan.

¿Es Ud. partidario del divorcio?
—Debido a mi carrera no soy partidario del casamiento.« („El Nacional“, Bogotá, Colombia. Edición del 18 de junio de 1935)

Hay quienes quienes afirman que las mujeres entusiasmaron muy poco a „El morocho del Abasto“ en la vida real y esto lo trató de igualar en sentido opuesto por medio de tomarlas a ellas como uno de los temas reiterados de su canto (compárese el texto al Disco Compacto „Las Mujeres aquellas“, escrito por Jorge A. Segovia. Buenos Aires, 1990.). Y, otros, más radicales juzgaron que fue homosexual o tenía inclinación hacia la relación erótica con gente de su mismo sexo, teoría que refutaron numerosos escritores gardelianos, por ejemplo, Ricardo A. Ostuni [»— lo que debe quedar en claro, es la falsedad de quienes han pretendido imputarle una conducta sexual equívoca.« (Ricardo A. Ostuni, „Cómo fue la vida amorosa de Carlos Gardel“, pág. Web cit.)], o, bien, por ejemplo, Terig Tucci [»Permítasenos declarar aquí, que nuestro artista era un varón en todo sentido. Se sentía atraído hacía el sexo opuesto con la intensidad de su vigorosa hombría, sin ambages y con la confianza en sí mismo que le daban su gallarda figura y su popularidad de artista estelar. Pero, caballero discretísimo, jamás se jactaba de ello.« (Terig Tucci, Carlos Gardel en Nueva York. Webb Press N.Y. 1969.)]. En todo caso, „El Zorzal“ fue reservado y esto y la fama, el periodismo ocupado con la vida de las estrellas del público y el tiempo posibilitaron esto y lo otro, que se sumó a la leyenda o el mito gardeliano. En, fin, ¿cuánto no se ha escrito de „El Zorzal“ o „El morocho del Abasto“? Según el presidente del Club Gardeliano de Nicaragua: »no existe figura artística en el mundo sobre la que tanto se haya escrito — Sin embargo, más allá de los libros, los ensayos, el afán de los coleccionistas, los guiones cinematográficos y la constante reedición de sus discos, lo que fulgura con destellos es la magia de su voz y la forma en que supo proyectarse a los más importantes escenarios universales sin perder de modo alguno la impronta de sus orígenes… El embrujo de su voz confirma que hay un tango de Gardel para cada hora del día y de la noche y para cada estado de ánimo.« [Gilberto Bergman Padilla, Carlos Gardel, la leyenda … Managua, Nicaragua, 2000.] Sobre la voz del rey del tango manifestó Eduardo Bonessi, quién fue maestro de canto de „Carlitos“: » — era de una calidad extraordinaria y de un timbre maravilloso para el tango. Tenía un registro de barítono brillante y jamás desafinaba. En cuanto a su tesitura, su extensión alcanzaba a dos octavas, que manejaba a plena satisfacción. — – Tenía una laringe completamente sana y esa era una de las razones por las cuales le resultaba fácil pasar de los graves a los agudos y viceversa. — Era estudioso y responsable. Sabíase el único en el género y cuidaba su voz.« [ibídem.]

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