nació en la provincia de Corrientes Argentina, en 1972.
Es profesor en Letras. Co-fundador del Grupo Literario ¨Pájaro de Tinta¨ y director de la revista del mismo nombre. Ha obtenido entre otras distinciones el 1er y 2do Premio de Poesía Los Creadores en la Universidad del Sol (U.N.N.E) edición 1998, como así también la del 2000. Ha publicado en diarios y revistas de su provincia, de Buenos Aires, de Madrid, de Nord Carolina y de Méjico. En Madrid ha brindado recitales de poesía a través de la Red de Arte Joven. Actualmente se desempeña como editor del sello Amargord, dirige la revista de estudios poéticos y la colección de poesía latinoamericana así como el ciclo de poetas en vivo de la misma casa.
Publicó: Soles dormidos(poemas1992); Cuentionario(1994,1er Premio del Certamen Anual de la Asociación Correntina de Cultura Inglesa); Diluvio en la memoria(poemas,1995); Ráfagas de pájaros(poemas, 1997.Premio Peirotén de Publicación, Asociación Santafesina de Escritores). Relámpagos de crepúsculos (poemas, 2000, Edit. Pájaro de Tinta). Figura en Twenty Poets from Argentina-Poetry of the Nineties”,(2004 Redbeck, Bradford, Inglaterra, traducción de Graham Yoll). El desierto de la sed (Amargord, 2005, Madrid).Los poetas interiores (una muestra de la nueva poesía argentina), Selección y prólogo, Amargord, 2006, Madrid. 17 tangos y algo más, Selección y notas, Amargord, 2007 Madrid. Odisea en Lavapiés, Amargord, 2007, Madrid.
Desde el 2001 vive en Madrid.
Tren de las nubes*
1
los hijos del cobre
salen del centro de la tierra
sacan a pasear la memoria de los ríos detenidos
en las vetas de sus cuerpos
cuencos de ternura olvidada
en ponchitos de vicuña
salen del centro de la tierra
a conquistar el aire,
a perforar el sol con sus puños minerales
y sus llantos silenciosos
los hijos del cobre
salen del centro de la tierra
a domar el viento de los andes
mientras sus huesos de marionetas
silban himnos de otro mundo,
epifanías de un dolor que nunca se acaba
2
surgen desde el fondo de los siglos
y sus ombligos de adobe y silencio
fulguran de tristeza
en la espera de un tren exhausto
que les alivie las penas
los hijos del cobre
surgen desde el fondo de los siglos
y a cambio de unas monedas
o de una sonrisa
te venden un poco sus oscuras miradas
el cuarzo impío de sus sueños
mientras que otros
-en los marsupios multicolores de sus madres-
espían incrédulos,
se resisten a nacer así:
desamparados por su propia historia,
por sus mitos enflaquecidos
en nombre de la Biblia y del “progreso”
los hijos del cobre
salen del centro de la tierra
*Dedicado a los niños del pequeño pueblo minero de San Antonio de los Cobres que aguardan la llegada del tren para vender artesanías. El pueblo está ubicado a cuatro mil metros de altura entre valles y quebradas de la provincia de Salta del noroeste argentino.
Parque de destrucciones
1
soy el que hundió su pulso en la niebla
el de la vocación por los derrumbes
el de los cielos verticales en suburbios insumisos
soy el de la diaria antropofagia
antes que el domingo anestésico de misas complacientes
soy aquel lejano en mí
estigma absurdo mi nombre
atrapado en un patio con olor a mangos y a tartas de mi madre
la reina encantada de las fuerzas sangrantes,
en el principio era el allá…
donde mi nombre resplandecía
como el de un ángel herido siempre
por una luz de naranjales
que descolgaban soles
y llenaban de dulzor el aire
cantando lo incantable
el “acá” es ahora un arrebato del “allá”
un traje harapiento que me viste en medio de la nada
en medio de todo, en medio de paisajes
que ya no caben en mí, que se tornan pura tristeza
puro engaño de ausencia,
garúa que se mete en las carnes
y compás a compás arranca
mi respiración de mangos y tartas de mi madre
pero hay más, mucho más: estoy vivo y digo:
aquí estoy y esta ciudad se llama Madrid
y este dolor tiene nombre y este dolor devora la ciudad
que me mira con indulgencia y ojos de amante a plazos,
de mujer que se resiste a la caricia,
estoy vivo y mi dolor me alumbra y me sacude
y mi llanto colapsa los sumideros y avergüenza los orfanatos
y pago la renta con el hambre de mis bolsillos
con el hambre que no se dice: se viaja y hace:
yo el pasajero de mi estómago tambor vivo en mí hacia mí
y mi llanto me lava y lo que se va me alimenta y lo que viene me lastima hermosamente
pero hay más, mucho más: no olvido mi nombre
y esta ciudad lo sabe y me llueve
cuando le ruego que clave sus colmillos en mi blanco cuello
de garza atardecida allá en un mar de fragancias
oh dioses de la transparencia y de los venenos más sutiles
hay mucho más que este dolor, hay mucho más que un hombre, hay un guerrero a destiempo que hace tiempo y la paciencia de esta ciudad que se llama Madrid
y la desesperación de buscar caminos y de navegar ríos que se mueren de pronto sin llegar al mar, sin decirte adiós y cantarte el crepúsculo; se mueren en silencio en medio de una bruma soñada
se mueren por clavarse un estandarte de rocío fabricado en polígonos industriales o en las factorías de los gobiernos
2
alguien nos mira desde los muros, quizá el dolor que levanta ciudades
o el dios atroz que ensaya en circos romanos, en prostibularios de la ternura
se les pudre los ojos a los profetas del neón
se les pudre durante el día
ah/
pero el sarcoma baila
cantan los gusanos
alguien nos mira desde los muros
alguien trepa las tapias como una fósil enredadera que todavía arde
no alcanza la morfina que brota de las cloacas
no alcanzan las cloacas de los bares
no alcanzan los bares donde entre parábolas y parabólicas
colgamos los trofeos del infierno
pero hay más, mucho más:
estoy solo
“ voy al coliseo a prenderme fuego”,
la Castellana parte desde mis piernas y no regresa
me miro en lejanía sin regresar
suelta sus amarras la noche y se oye una sirena
sin embargo el barco se queda zozobrando en mis jugos gástricos
peristáltico velamen
y todos vivíamos sin vivir en nosotros
y todos moríamos sin morir
y algunos resucitábamos sin vivir
pero hay/
habrá más
vi cómo molinos de viento esparcían polen:
vi la batalla en la que vencía la locura
me vi retozando hacia el monte y mi sombra detrás entre azucenas olvidada
3
pero también la locura, la cordura que desorienta a los insensatos
la cordura que vende camisas de fuerza en llamas
vi su fulgor sobre Madrid,
vi miles de sábanas blancas entretejerse con anillos de fuego
vi lenguas que llovían sobre las azoteas de Madrid, sobre algunas, sólo sobre algunas, las vi barrer el aire
las vi prodigarse en meandros inquietos
vi crecer flores desde abajo, flores que desnudaban sus fragancias por vez primera
vi un puñal de obsidiana surgir en medio del jardín, vi su relámpago abriendo el día en medio de la noche,
ah sí lo vi,
el gozo de los hombres descubriendo el lenguaje de sus alientos
lava de amor viva brotando de sus gargantas
vi al caballero de la triste figura mutarse en centenares de rostros
(los vi insomnes cabalgar por llanuras insomnes)
vi los cascos relucientes de sus corceles/ oí su música implacable sobre el suelo
4
1
también el amor
dentro de los muros que te crecen en las manos
vas cayéndote en el centro de mi vos:
la lisérgica distancia entre tu ombligo y mis ojos
2
ahora que te vienes a vivir a mi desesperación
¡óyeme cantar!
porque no sé otra manera de morir
y el oro del mundo mendiga mi sonrisa
tuya irremediablemente
3
vas inventándome como puedes
a costa de dejarte estar en medio de la nada
vas haciéndome tuyo en la victoria
de ofrendarnos ausencia desde la sangre
5
a Francisco Madariaga y Enrique Mercado
“gracias quiero dar al divino laberinto de los efectos y las causas”
a los múltiples defectos del hada de las factorías, por su risa infame y su cabellera cruel que hipnotiza a los incautos,
¡salud! ferretera de la desgracia, frutera mía desterrada de un país de rocío, de la alucinación en estado natural
tiempos ha que no cesan los yunques de tus manos
las Edison de tus ojos
tiempos de martillo y cemento para la vanidad de tu hambre
¿dónde tus bríos?
sirena de agua dulce
¡salud!
hada de los polígonos bestiales. Vestal de primer mundo.
¡Vitor péan!
la fuerza bruta de la sutileza te entronizó en las formas
mientras el fondo extiende su desierto de ánimas raquíticas
mientras lo “hondo” nos mira y después de tantas preguntas
las respuestas infectan la sangre,
gobiernan la mirada
que todavía no ha aprendido a enamorarse del aire
¡salud!
Londres
el támesis no es un río
es una fría cicatriz que avanza
entre manos de traficantes
y mendigos con título de nobleza
que avanza entre la niebla
ese abrigo de los solos
esa respiración de un dios tuberculoso
el támesis no es un río
es una cicatriz que busca el sol
existente sólo en los observatorios astronómicos
en el himen de una princesa
muerta de tedio entre sus joyas
en la flema de plata que calienta la heroína
el támesis no es un río
o sí lo es
para absurdos piratas
que perdieron la noción del mar
para apurados turistas
que hacen fotos tanto como respiran
para solitarios heráclitos
que rentan por hora
la mujer de sus sueños
para peces hambrientos
narcotizados por la mugre
el támesis no es un río ¡no!
es un acertijo
para dar con el centro del laberinto
donde se esconde
el más humano de los minotauros
De Bitácora 27 (inédito)
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