Paraece que un navio diferente
pasará por el mar, a cierta hora.
No es de hierro ni son anaranjadas
sus banderas:
nadie sabe de donde
ni la hora:
todo está preparado
y no hay mejor salón, todo dispuesto
al acontecimiento pasajero.
Está la espuma dispuesta
como una alfombra fina,
tejida con estrellas,
más lejos el azul,
el verde, el movimiento ultramarino,
todo espera.
Y abierto el requerió,
lavado, limpio, eterno,
se dispuso en la arena
como un cordón de castillos,
como un cordón de torres.
Todo
está dispuesto,
está invitado el silencio,
y hasta los hombres, siempre distraídos,
esperan no perder esta presencia:
se vistieron como en día Domingo,
se lustraron las botas,
se peinaron.
Se están haciendo viejos
y no pasa el navio.
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Parece que un navío
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