Mito y magia
La novela está cargada de ruidos, rumores, voces y pasos indefinidos; de magia y de miedo. Este mundo o esta atmósfera refleja no solamente un México del siglo XX, sino que implica también a un México que vio su origen hace ya muchos años. Un México como producto de sus acontecimientos históricos, políticos y sociales. Es el reflejo de un país mestizo, que resulta de un crisol de „psicología colectiva“ pero con alma o subconciente indígena, llamado Conquista o también Revolución Mexicana. (1) En este subconsciente indígena se mantiene vivo el miedo a lo sobrenatural y utiliza a la religión católica no como un medio para lograr la tranquilidad de una vida después de la muerte, sino para resolver sus problemas inmediatos y terrenales. Es un subconsciente social pero silencioso.
Jorge Carrión opina que „en la expresión artística, en la poética, precisamente lo que se requiere es la traducción a formas comunicables de los símbolos, de los arquetipos, que yacen -latentes pero vivos – en el poso de la inconsciencia colectiva. „(2) Con inconsciencia colectiva, se refiere Carrión, a la presencia indígena en el México actual, presencia inmanente e innegable. Agrega además, haciendo referencia a los artistas mexicanos que „en ellos no es impedimento la ambivalencia de su carácter mágico y lógico, ya que de la unión de estas antítesis surgen las mejores obras en el campo del arte. „(3) Esto es uno de los grandes logros de Rulfo con su novela PP. En ella encontramos estas características, no sabemos diferenciar entre vivos y muertos y pareciera que hemos perdido la capacidad de percibir y diferenciar tiempo y espacio.
La creación de un mundo de carácter mítico en la novela está determinado en parte por el regreso, por el cambio de dirección hacia los orígenes(4): los muertos de Cómala regresan a su pueblo o permanecen en él, en forma de rumores y murmullos, o adquieren nuevamente voz y cuerpo, confundiendo así tanto a los forasteros (Juan Preciado), como al lector. En Cómala, como en la novela, encontramos una segunda realidad ficticia. Su atractivo principal es el comportamiento mágico de las cosas – la lluvia humedece cadáveres y los hace soñar en voz alta – ellas son „testimonios de otra presencia, la de instintos que, reprimidos en el inconsciente del sujeto, escapan de los significados sociales; [ … ] tienen el ‚mana‘ [ … ], el poder de la naturaleza“.(5)
Dentro de PP también percibimos lo maravilloso como lo entiende Carpentier, los objetos cobran vida, ciernen sus poderes y actúan sobre los individuos creando una atmósfera de contrastes: alegría, tristeza; odio y amor; vida y muerte.(6) La novela con su estructura literaria es una forma diferente de aprehender la realidad, la cotidianeidad de lo mexicano, la presencia eterna de la muerte en las actividades diarias. Esta presencia de la muerte en los personajes es también un reflejo de la colectividad. Como ejemplo basten las fiestas mexicanas del primero y del dos de noviembre, que más que un luto por los muertos son una instancia para el festejo, las bromas y la diversión. Tomando en cuenta esta característica, esta ‚habitualidad‘,(7) de lo mexicano, podemos afirmar que Pedro Páramo está, desde este punto de vista, estructurado míticamente. El pueblo de Cómala es autónomo y existe por sí mismo – en la realidad novelística – sus referencias al mundo exterior no lo hacen dependiente, y por otro lado, nos aporta una visión sintética, no analítica, de una colectividad tanto interna como externa. Esta sólo puede ser interpretada con la intuición y la lógica del recipiente implícito. Esta novela ‚mítica‘ nos presenta un mundo del ‚más allá‘ cuyos poderes y circunstancias actúan sobre ‚este mundo‘.(8)
Juan Preciado logra conocer su „origen“ sólo estando muerto, bajo la tierra. Es así como adquiere un carácter autóctono, en el sentido de Lévis-Strauss („nacido de la tierra“). El aspecto mítico de PP está conformado, como el mito, por un carácter dual histórico y ahistórico (relaciones al México pasado y presente). Juan Preciado viaja a Cómala en busca de su padre, de su origen. Este último lo encuentra con la muerte y a través del diálogo con Dorotea. En este momento se alcanza otro de las características típicas del mito: mito como pieza fundamental de la lengua, ya que a través de ella lo conocemos, y mito como idea más allá de la frontera del idioma. (9) Pedro Páramo pareciera no existir sino sólo en el diálogo entre Juan y Dorotea. Tanto el monólogo con el que comienza la novela como los diálogos entre los demás personajes, se manifiesta más adelante como parte de un mismo diálogo entre Juan y Dorotea. Un diálogo cuyo desarrollo permite la existencia de los demás personajes, quienes en ocasiones parecen estar vivos. Este diálogo revive aún al poderoso Pedro Páramo, anterior dueño único de las palabras, en su alrededor todo se compone de murmullos: „larvas del lenguaje“.(10)
El mundo mitológico de PP está basado en un sistema referido a la cosmogonía prehispánica (mágica y miedo) y en aquel de la antigua tradición occidental. La combinación de estas dos posiciones, fundidas en una sola casi imperceptible, tratan de dar una explicación del mundo (mundo ficticio). Por ejemplo, Miguel llega „de por ahi, de visitar madres“(11) y le pregunta a Damiana si conoce a una tal Dorotea(12) apodada la Cuarraca, ella responde que sí: „es una que trae un molote en su rebozo y lo arrulla diciendo que es su crío“.(13) Esta mujer es muda y al parecer está siendo castigada por algo que le sucedió „allá en sus tiempos“. No tenemos ninguna referencia a qué tiempos se refiere Damiana, pero pódennos deducir que es un tiempo muy remoto, gracias a la descripción que se hace de Dorotea; es una figura arquetípica del mexicano-campesino-indígena. Por eso sospechamos que esta mujer está pagando, simbólicamente, por algo cometido en el pasado, casi precolombino.
Por otro lado tenemos alusiones a la mitología griega. Juan llega a buscar a su padre a Cómala y es guiado por Abundio. Ambos cruzan un río de polvo, después Abundio abandona a Juan en la entrada de Cómala, el pueblo que „está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno“.(14) Esta descripción no dista mucho de ser una analogía al infierno de Dante, además para llegar a Cómala también hay que bajar. Juan Preciado puede ser comparado con Telémaco, quien también va en busca de su padre Ulises, guido por Atenea. En este pasaje podríamos entender a Abundio como una especie de Carente, barquero de los infiernos, quien pasaba en su barca, por la laguna Estigia, las almas de los muertos.(15)
Para continuar con las analogías a la mitología griega, podemos interpretar a Juan como un Orfeo – que viaja a los infiernos a buscar a su mujer Eurídice – guiado por la voz de su madre. Esta voz se vuelve cada vez más tenue y desconoce esta vez a Eurídice, encontrando una sucesión de mujeres que suplantan a su madre y que ‚más bien parecen Virgilios con faldas: Eduviges, Damiana, Dorotea‘.(16) Ellas son quienes introducen a Juan en el mundo de Pedro. Para Carlos Fuentes son Pedro Páramo y Susana San Juan, respectivamente: un Ulises de barro y una Electra al revés. Otra interpretación sugiere entender a Juan Preciado, hijo natural de Pedro Páramo,(17) como el hijo producto de una ‚violación‘ inicial.(18) Octavio Paz explica que todos los mexicanos son un producto de aquel primer contacto violento entre españoles y aztecas. En esta visión interpretativa juega un papel muy importante el mito de la Malinche, intérprete y amante de Cortés, que traiciona a su pueblo, a su origen. El fondo mítico de la novela también sugiere la nostalgia de un Paraíso: Cómala destruido y abandonado es el resultado de un mundo que existió anteriormente.
Todo el transfondo mítico que se encuentra en Pedro Páramo es utilizado por Juan Rulfo para proyectar la ambigüedad de sus personajes y así incorporarlos a un contexto universal.
Realismo Mágico en PP
El carácter mítico en PP está determinado por la atemporalidad y la dualidad de dos mundos: Cómala vivo como pasado y presente; y Cómala muerto, hecho de pasado y representado en un presente ficticio.(19) Lo real maravilloso lo encontramos en la coexistencia de varias épocas, en la paralelidad de pasado y presente con un toque atemporal, reflejando así de alguna forma la cotidianeidad en latinoámerica y su eterna evocación del pasado. La realidad cultural Latinoamericana puede ser enfocada desde un punto de vista real y desde uno mítico: al llegar los españoles a México, los aztecas le impusieron a Cortés la máscara de Quetzacóatl, el dios que habría de regresar algún día; los españoles por su parte, les impusieron a los indígenas la máscara de Cristo, a quien habrán de adorar a partir de ese momento. En esto radica lo real y lo mítico; uno no sabe a ciencia cierta si las imágenes de santos representadas en las iglesias mexicanas del siglo XVI y XVII corresponden a imágenes auténticas de santos católicos o si los indígenas que participaron en la construcción de las mismas fueron inspirados indirectamente por imágenes autóctonas de sus dioses anteriores, cuya veneración tuvieron que reprimir.
La dimensión de la realidad y de lo mítico está orientada en Latinoamérica, en ocasiones, hacia el pasado indígena, teniendo a pensar en él como el paraíso perdido; y en otras, hacia Europa, entendida como fuente y sede de un mundo ideal. El resultado de esta posición es una ambigüedad en su vida e historia, que sin embargo, enriquece su mundo.
Tomando como base la propuesta de Lévi-Strauss sobre la estructura histórica y ahistórica del mito hace Marta Gallo el siguiente análisis: „Pedro Páramo explota en todas sus posibilidades las semejanzas entre mito y literatura, y las semejanzas entre mito y realidad americana: 1) porque la estructura general de la obra centra el problema en el doble nivel de realidad y en el doble valor de lo temporal y de lo eterno: eternidad del universo frente a la eternidad de la muerte; presente sin existencia real, frente a la persistencia de un pasado que, a pesar de que ya no existe, usurpa y mata al presente, suprimiendo así el tiempo (o la historia) de Cómala; 2) porque en el desarrollo de la narración, repite, al tratar mitológicamente los acontecimientos narrados, las mismas oposiciones planteadas en el nivel de la estructura general: los motivos y las imágenes están llenos de sugerencias míticas [… ].(20) Y agrega más adelante que „al hacer evidente la unificación del pasado, Rulfo intenta desmitificarlo“.
Concluyendo, podemos decir que Pedro Páramo cabe dentro del realismo mágico porque capta la esencia de una realidad imponiéndole dimensiones temporales y atemporales, individuales y sociales; descotidianiza la realidad cotidiana, señalando de esta forma las riquezas de la misma. Por otra parte mediante la mitificación de esta realidad cotidiana, intenta suprimir la enajenación colectiva en el pasado.
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1. Véase el libro Mito y magia del mexicano de Jorge Carrión. México, 1952, p. 13.
2. ídem. J. Carrión, p.17.
3. ídem. J. Carrión, p.18.
4. Véase el artículo Modos de estructuración mítica de la realidad en la novela hispoamericana contemporánea de Rene Jara Cuadra en Literatura hispanoamericana, Chile, mayo 1970, p.4.
5. ídem. R. Jara Cuadra, p. 5.
6. ídem. R. Jara Cuadra, p. 6.
7. Con respecto al concepto de habitualidad véase Los laberintos del tiempo de Alfonso de Toro. Frankfurt am Main, 1992, p. 71.
8. Véase Modos de estructuración mítica de la realidad en la novela
9. Compárese Die Struktur der Mythen de Lévi-Strauss, en Strukturale Antrhopologie. Suhrkamp Verlag. Frankfurt am Main, 1978.
10. A este respecto véase mugido, muerte y misterio: el mito de Rulfo de Carlos Fuentes en Revista Iberoamericana, Nr. 116/117, tomo 47, Pittsburgh, 1981, p.7. Cito a continuación un pasaje de este artículo en el que Carlos Fuentes describe a Pedro Páramo desde este punto de vista: „dueño de Cómala lo es porque es el dueño de la voz, el amo del lenguaje. El dueño del lenguaje es el padre de los demás [ … ] su función más poderosa es pronunciar la ley y unir la ley al lenguaje.“
11. Juan Rulfo, Pedro Páramo. Fondo de Cultura Económica. México, 1984, p.81.
12. Nótese la contradicción en el significado onomástico: Damiana (Demonio) y Dorotea (la del don divino).
13. Pedro Páramo, p.82.
14. Pedro Páramo, p. 10.
15. Esta interpretación implicaría suponer que Juan Preciado, al llegar a Cómala, también está muerto.
16. Véase mugido, muerte y misterio: el mito de Rulfo, p. 13.
17. Octavio Paz dice lo siguiente sobre el nombre de Pedro Páramo: „Pedro el fundador, la piedra, el origen, el padre, guardián y señor del Paraíso, ha muerto; Páramo es su antiguo jardín, hoy llano seco, sed y sequía, cuchicheo de sombras y eterna incomunicación“. Corriente Alterna. Ed. Siglo XX. México 1967, p.18.
18. Octavio Paz hace un recuento de los ‚hijos de la Malinche‘ considerando a los hijos de la Conquista como resultado de una violación inicial. El laberinto de la Soledad. México, 1950.
19. Véase Realismo mágico e Pedro Páramo de Marta Gallo, e Otros mundos otros fuegos. Memoria del XVI Congres Internacional de Literatura. Yate: D.A. (ed.). Michigan, 1975, p.107
20. Realismo mágico en Pedro Páramo, p. JOS.
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