¿Qué postura tiene en cuanto a la política de Calderón frente a la guerra contra el narco?
A lo largo de estos años he sistematizado lo que fue primero una hipótesis, que cada vez se confirma más, sobre el aspecto instrumental de la guerra contra el narcotráfico como una estrategia estadounidense y, digamos, oligárquica a nivel global para posesionarse de los países y establecer un dominio y un control absoluto de esos países; es decir, no se trata de una hipótesis de carácter conspirativo, sino de una razón estructural. Yo creo que a nivel mundial, la economía, el capitalismo sufre tal nivel de crisis que cada vez las estructuras delincuenciales tienen una presencia mayor en todo el sector financiero, y cada vez el narcotráfico y las actividades económicas relacionadas con el mismo ocupan un lugar más importante en las estructuras del capitalismo mundial.
De tal manera que la ocupación militar o no militar de los países – que también la no militar es militar, por lo que voy a explicar más tarde- es inherente a la actual forma de desarrollo del capitalismo; es decir, el capitalismo requiere no sólo de lo que es el comercio ilegal de estupefacientes, requiere del comercio legal e ilegal de armas, que es el negocio más redituable en el planeta. Está comprobado que el ingreso en efectivo a todo el sector financiero de los bancos es, en primer lugar, la venta de armas, en segundo lugar el petróleo y en tercer lugar los estupefacientes.
Cada zona de influencia del capitalismo tiene su centro de acumulación, que controla militarmente, para poder garantizar que sigan llegando los grandes flujos de dinero del crimen organizado, ya no vamos a hablar del narcotráfico. (…) La distribución por todos los canales controlados, evidentemente, por las mismas mafias gubernamentales y de carácter mafioso-clandestino, nos señalan que el papel que ha jugado, por ejemplo, Afganistán y muchas de las repúblicas asiáticas en la economía europea, por un lado, y el papel que juega México Colombia, Centroamérica… como abastecedores de todas las mercancías que requiere el capital europeo, por un lado, y el capital estadounidense, por el otro, para funcionar. (…) De tal manera que los cárteles son administrados por estas fuerzas político-militares que controlan la economía mundial. De tal manera que la “lucha contra el narcotráfico” es una guerra que se despliega con un objetivo preciso de carácter económico, pero también de carácter político y militar.
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“Mientras Europa y EU reciben cuantiosas cantidades de este negocio, encubren también, al nivel ideológico y en los grandes medios de comunicación, lo que representa el negocio de las armas, donde el principal comerciante, productor y beneficiado del negocio de las armas es Estados Unidos, Israel, Rusia, Alemania…”
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Si uno analiza a quién beneficia el narcotráfico uno encontrará quién es el más interesado en que el narcotráfico siga en su carácter ilegal y que la guerra siga. Se calcula que de los 800 000 millones de dólares que anualmente significan el narcotráfico, el 1 % va a los productores. Sin embargo la guerra contra el narcotráfico se despliega mucho contra los productores, contra los pequeños distribuidores y en todo el aparato del sicariato en esos niveles, pero nunca toca los estratos financieros y de lavado del dinero de “arriba”, tanto en Europa como en Estados Unidos; es decir, no hay redadas de banqueros, no hay investigaciones de bancos. Mientras Europa y EU reciben cuantiosas cantidades de este negocio, encubren también, al nivel ideológico y en los grandes medios de comunicación, lo que representa el negocio de las armas, donde el principal comerciante, productor y beneficiado del negocio de las armas es Estados Unidos, Israel, Rusia, Alemania… de tal manera que las armas van, las armas vienen, y este es el principal negocio, más lucrativo que el otro. Entonces le venden a unos y a otros: arman a los ejércitos locales para que hagan la guerra contra el narcotráfico, y, al mismo tiempo, venden las armas a los narcotraficantes: casi el 90 % de las armas en México son estadounidenses: es un negocio redondo; es decir, crece el consumo, nunca se hace ninguna campaña efectiva para que el consumo decrezca. Además, el consumo se induce de manera clara en sectores potencialmente peligrosos para el status quo: jóvenes, universitarios, negros, minorías, chicanos… a quienes no solamente se les controla a través de incrementar el uso de los narcóticos, sino también a partir de la criminalización de sus barrios. Se introducen como fuerza para controlar ese supuesto crimen inducido, más policías y más dinero para armas y para todos los aparatos de seguridad. Entonces cuanto más se analizan los beneficiarios de todo este comercio ilegal o legal de armas, el narcotráfico, trata de personas, prostitución, trabajadores indocumentados, etc. más llegamos a la conclusión de que la “guerra del narcotráfico” es una guerra impuesta por Estados Unidos. (…) Entonces México se ve ocupado, literalmente, por todos estos aparatos militares y de inteligencia, que a su vez son controlados por la misma mafia.
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“Así no sólo controlo todo el aparato contra los supuestos criminales que finalmente están al servicio del empresariado nacional, sino que al mismo tiempo golpeo todo movimiento social que se oponga a estas fuerzas del mercado”
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¿Para qué ha servido la guerra contra el narcotráfico en México durante estos cinco años? Para el despliegue del ejército en todo el territorio nacional, el control de la seguridad pública por los militares, la penetración de todas las agencias de espionaje estadounidense que controlan los aeropuertos, las adunas y las entradas y salidas de personas en el país, la criminalización de todos los movimientos y la inclinación del país a la órbita de la estrategia de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, que es el otro elemento que está presente, es el hermano gemelo de esta guerra. De tal manera que de pronto comienza a surgir el “narcoterrorismo”, y entonces ya está completo el cuadro. Si así todas las organizaciones pueden, de alguna manera, compaginar con esto pues mejor, porque así no sólo controlo todo el aparato contra los supuestos criminales que finalmente están al servicio del empresariado nacional, sino que al mismo tiempo golpeo todo movimiento social que se oponga a estas fuerzas del mercado.
Si a eso añadimos la otra invasión: la invasión minera; el 26 % del territorio mexicano está en manos de las mineras canadienses e inglesas, y si a eso añadimos la invasión maderera, la invasión hotelera-turística y si luego hacemos una proyección de cómo se están ligando, de cómo el dinero del narco está penetrando: hoteles en todas las cadenas del turismo internacional, ligadas también a la prostitución… ¿qué es lo que vemos nosotros?, que sería absurdo pensar en que la guerra contra el narcotráfico es contra el narcotráfico, y que sería absurdo pensar que de lo que se trata aquí es de una ocupación del país por Estados Unidos y la mafia local a través de la llamada lucha contra el narcotráfico. (…)
¿La izquierda social o los movimientos indígenas o el campesinado tienen procesos de organización, están tratando de resistir, de construir alternativas?
No es por deformación profesional, porque espero no ser injusto con otros movimientos, pero ante esta debacle la única perspectiva que me parece la más coherente, tal vez por sus antecedentes de organización colectiva; la única que se ve con algún tipo de resultados concretos son los pueblos indígenas. En este caso, las autonomías resultan muy efectivas o eficientes para combatir el narcotráfico y el crimen organizado; como tienen una base territorial y como existe una gran cohesión, entonces pues vemos que en los lugares donde la presencia de las autonomías es muy fuerte, como el caso de la zona Zapatista, el caso de la Policía Comunitaria en Guerrero, el caso en Michoacán con las rondas o guardias indígenas, el caso colombiano con los nasa, etc. se da la posibilidad de fortalecer esos lazos y de responder a la situación incluso haciendo experimentos tan notables en sectores actualmente en una crisis total, como la educación o la salud.
El movimiento obrero no da pie con bola [1], no hay posibilidad de enfrentar lo que está pasando. Estamos al borde de una reforma laboral, completamente neoliberal, que va a desregularizar, precarizar, que va a quitar todo el vestigio de las conquistas sociales de épocas pasadas, si llega a aplicarse. Estamos ante la posibilidad de una ley de seguridad pública de carácter casi de Gestapo, la ley Gestapo; actualmente Calderón mandó unas reformas a los códigos penales que establecerían un estado terrorista, muy parecido a las reformas que hizo Estados Unidos, que de hecho, constituyen un Estado terrorista, en el que la constitución estadounidense no aplica…, con todas las reformas que se hicieron después del 11 de septiembre; han reducido las libertades ciudadanas al máximo. Estas son las grandes repercusiones de lo que estamos viviendo.
[1] Expresión mexicana que quiere decir que se equivocan sistematicamente.
Bildquelle: Quetzal-Redaktion, Rivas.
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