El haragán, por def.: es quién rehúsa la ejecución de una labor o se excusa del trabajo y es un maestro en el arte de las disculpas. Hay haraganes, sí, que no les importa dar una razón o alegar un motivo para disculparse o liberarse de algún trabajo o molestia laboral. Éstos son terribles. Se caracterizan por ser malcriados o gritones o impertinentes o estúpidos o bausanos.
Algunos sinónimos de haragán son: negligente, flojo, perezoso, vago, zángano, holgazán, huevón, gandul, ocioso, maula, indolente, tardo, poltrón, dejado, inútil y boludo.
Clase de haraganes, entres otros:
haragán negligente,
haragán estúpido,
haragán culto, inteligente,
haragán yoquepierdista,
haragán orgulloso,
haragán acomplejado,
haragán flojo o indolente,
haragán perezoso,
haragán vago,
haragán necio,
haragán zángano,
haragán gandul,
haragán holgazán,
haragán huevón,
haragán ocioso
haragán maula
haragán organizador, metódico,
haragán adulador y servil
haragán hipócrita,
haragán canalla,
haragán pérfido,
haragán perverso,
haragán impertinente
haragán chocante y
haragán pedante.
La clase de haraganes llegará a término hasta que no exita el género humano.
Del haragán y las haraganerías:
el objetivo del haragán: vivir sin trabajar;
el placer del haragán: gozar de no tener que trabajar sin tener problemas materiales;
el castigo del haragán: estar obligado a trabajar;
la desgracia del haragán: ser pobre;
la insistencia del haragán: mantenerse firme en que no es un inadaptado social;
la contracción del haragán: sustentar que no es haragán;
la negación del haragán: tener un descendiente diligente, trabajador, laborioso, hacendoso, aplicado, etcétera;
la perdición del haragán: entregarse a la holgazanería;
Máximas de haraganes:
Ser haragán es humano. ¡De todo hay en la viña del Señor!
Cada haragán es como Dios le hizo, aún peor muchas veces.
¡Que trabaje el mejor!
Huye de las tareas para que no te las endosen.
El haragán no es inútil, sirve de mal ejemplo.
Feliz el haragán que no tiene remordimientos de conciencia
Si no eres haragán, eres un envidioso de los haraganes.
Cada haragán es obra de su propia inteligencia.
El trabajo formó al hombre, mas ¿no está el hombre demasiado formado ya?
El haragán es un ser inigualable.
El haragán no se realiza hasta que no se declara haragán.
La naturaleza y la vida hacen haragán al ser humano.
El haragán que tiene fe en sí mismo, no necesita que los demás crean en él.
Primero se haraganea y después se juzga al haragán.
Vivir para haraganear y haraganear para vivir.
Para ser un haragán entero y completo es preciso haber sido o, bien, ser algo más y algo menos que un haragán.
Generalidades sobre el haragán y la haraganería:
No se nace haragán siempre. El medio vuelve haragana a la gente. Causas, entre otras: falta de educación en el hogar y la escuela, ejemplos de irresponsabilidades en los diversos sectores sociales, yoquepierdismo y carencia de crítica.
La haraganería del haragán no es una enfermedad, ergo, el haragán no es una persona enferma.
El haragán fundamentalista es enemigo del trabajo. Él no tiene problemas de conciencia para ejecutar actos violentos, que tengan por objeto la salvaguarda de lo que él considera el espacio, en cuyo interior devienen las haraganerías.
Al haragán yoquepierdista le es igual ser el hazmerreír.
El haragán orgulloso se ofende de la valoración negativa que la gente tiene de él, mas no es capaz de cambiar de proceder.
El haragán presuntuoso se aprecia de ser haragán más y se enorgullece de dar a conocerlo con el fin de atraer adeptos.
El haragán organizador, metódico, planea para que actividades o pormenores no le quiten tiempo necesario para la haraganería. Es un ser furioso, cada y cuando que se entera de ¿cuánto tiempo perdió?, que no hubiese desperdiciado si hubiese planeado el transcurso del día o de la semana o, bien, del mes o, mejor, del año. Él puede ser malcriado o educado, cortés y civil. No le impota dar lata a la gente a causa de su manera de ser.
El empleado haragán pertenece a la especie prototípica de burócratas, entre cuyos adjetivos determinativos característicos están: abominable, execrable, aborrecible, pésimo, etcétera.
El desempleado haragán haraganea en la haraganería.
Hay haraganes que evitan salir a la calle, ya sea por la pereza o ya sea por el miedo o, bien, desprecio a las personas que les ven con atención en la calle y les reconocen por su naturaleza haraganosa.
Sin duda, no es fácil la vida del haragán en una sociedad cuyos valores se derivan de la moral y/o la religión y/o el trabajo y/o el dinero, esto es: eres gente, si trabajas y no transgredes la leyes de la sociedad; eres gente de respeto, si tienes una ocupación remunerada y no quebrantas, violas los preceptos morales y las leyes de la sociedad y/o de Dios y/o tienes dinero para gastarlo ya sea para satisfacer los gustos o ya sea para comprar conciencias y/o pagar a quienes te libren de culpa cualquiera. No se olvide, sí, de que el haragán ha sobrevivido a todas las campañas militares o religiosas, morales, discriminatorias contra él o, lo que es lo mismo, la haraganería no ha sido eliminada a pesar de todo el conjunto de actos violentos o pacíficos o, bien, esfuerzos de índole diversa que se han ejecutado.
El individuo religioso antiharagán no tiene en cuenta o adrede deja de tener en la memoria la proposición condicional siguiente: si la creación es una obra de Dios y el haragán es un elemento del conjunto de todos los seres creados y todas las cosas creadas por Dios, por tanto, el haragán es una obra del gusto del Creador.
Según el hombre deductivo, hay que haraganear con moderación o templanza, sin exceso, de tal manera que la haraganería sea una parte, entre otras, y no la totalidad de las partes en el devenir existencial de cada quién.
Bildquelle: Quetzal-Redaktion, gt.